martes, 31 de enero de 2012

Venezuela




La vida Politica del pueblo Venezolano

Introducción

     El objeto de la presente monografía es desarrollar el impacto de la globalización sobre la democracia de Venezuela. Para ello utilizaremos como eje la problemática propuesta en el capitulo VII del texto Hacia el siglo XXI de Paul Kennedy, donde plantea las alternativas que posee el  Estado–nación  frente a la globalización. El aporte teórico sobre la Democracia de Venezuela nos lo brindan: los Cuadernillos Universitarios Politeia y el texto “El impacto de la globalización en la cultura democrática venezolana”, de Maria Teresa Romero.
  Paul Kennedy plantea que los Estados-nación sufren por parte de la globalización nuevas amenazas, lo que los lleva a éstos a organizarse de una manera efectiva, de acuerdo a sus posibilidades tanto geográficas como económicas. El autor dice:(…)    estas diversas tendencias que van desde el calentamiento global al in­tercambio comercial permanente comparten caracterís­ticas comunes. Son transnacionales por naturaleza, cru­zan fronteras a lo largo y ancho de todo el planeta, afectan a sociedades distantes y nos recuerdan que la Tie­rra, a pesar de todas sus divisiones, es una unidad (…)[1]. Estos cambios a los que hace referencia el autor, cuestionan la soberanía y autonomía de los Estados-nación. Los nuevos retos globales solo pueden ser enfrentados con éxito a escala global por medio de organismos trasnacionales y políticas que fueran acordadas en común.
   Ahora bien, contando con el concepto de globalización y los planteos sobre el Estado-nación extraídos del texto Hacia el siglo XXI, mostraremos cómo Venezuela, en el período que abarca desde 1958 hasta la actualidad, busca definir sus sistema democrático. También veremos cómo el Estado Venezolano pierde autoridad en determinados períodos y en otros, en cambio, logra fortalecerla, hecho que esta íntimamente relacionado con los intereses y la ideología imperante.


CULTURAS DE LA DEMOCRACIA EN LA ERA GLOBAL

La noción de globalización, reciente en su empleo en ciencias sociales, vista al comienzo como una mera fraseología de marketing en algunas escuelas intelectuales latinoamericanas, poco más que un ropaje ideológico del “consenso de Washington”, parece hoy haber pasado a formar parte del vocabulario imprescindible de las ciencias  sociales contemporáneas. Hasta finales de los años 90, los global /escépticos discutían si existía o no la globalización. El debate se ha desplazado entretanto a los efectos de la globalización. La cuestión de su existencia ya no se discute con la misma intensidad y el concepto se ha incorporado al vocabulario corriente de las ciencias sociales.
En las periferias, los procesos de interdependencia global han puesto entre paréntesis las teleologías características de la teoría de la modernización. Las vías a la modernidad aparecen hoy menos claramente definidas.
 La interdependencia global en América Latina tiene lugar en un contexto de naciones caracterizadas por Estados débiles, altos niveles de pobreza, crecimiento económico discontinuo, tradiciones democráticas frágiles, alta desigualdad social y tradiciones políticas autoritarias muy enraizadas. La globalización se viene manifestando en el plano económico, las importaciones y las exportaciones latinoamericanas han aumentado significativamente en los últimos cuatro años. La cohesión social de los Estados Nacionales individuales no puede ser enfrentada sin tener en cuenta los procesos transnacionales que repercuten sobre los espacios nacionales.
Los Estados latinoamericanos se enfrentan al desafío de reinventarse de acuerdo a las nuevas condiciones de la globalización y la construcción de variadas experiencias democráticas .Desde esa perspectiva, en el contexto latinoamericano, el problema es de qué manera afectan las nuevas formas de interdependencia económica, política y cultural, a Estados voluminosos pero débiles en cuanto a su capacidad de gestión social, baja capacidad extractiva pero caros y derrochadores, creadores de beneficios para algunos pero no necesariamente estímulos a la prosperidad del conjunto.
Actualmente esos Estados son proveedores de servicios deficientes, actualmente soportes de democracias imperfectas que operan en sociedades pobres y desiguales, con bajos niveles de adhesión al régimen político. Esa doble situación, globalización y culturas de la democracia -encuentra a los estados latinoamericanos enfrentados a obstáculos diferentes de acuerdo con la historia previa de cada país y su articulación con el resto del mundo.
La globalización económica y cultural, la modernización de las sociedades, los enormes avances en comunicación y transporte, han creado las condiciones para una nueva ola de experiencia de la democracia en el mundo y en América Latina.
Ciertamente Venezuela, al igual que América Latina en general, no escapa al proceso de globalización mundial y por tanto a partir de finales de la década de los ochenta y principios de los noventa ha intentado insertarse a él y adaptarse a los cambios impuestos por ese fenómeno. Esto lo ha hecho, básicamente, implementando reformas estatales y políticas institucionales tendientes a la conformación de una economía de mercado y una democracia de tipo liberal. En suma, la globalización ha afectado a la cultura democrática del venezolano porque tanto el Estado venezolano como ciertos sectores empresariales y de la opinión pública se han tratado de adaptar a ella adoptando y/o apoyando políticas y reformas tendientes a la liberalización de la economía y de la democracia.
El desarrollo en América Latina –y en Venezuela en particular- de sistemas políticos acentuadamente presidencialistas, centralistas, populistas y partidistas, de modelos económicos de naturaleza rentista y de intervencionismo de Estado, y de sistemas sociales poco estructurados, con niveles bajos de asociación, organización, participación y pluralismo. Este es el caso, precisamente, de la democracia que se instaura en Venezuela a partir de 1958, cuyas bases sociopolíticas básicas se establecieron
en el llamado “trienio de 1945-1948”.De hecho, las inevitables reformas económicas y políticas producto de la globalización mundial en sus aspectos de liberalización y democratización introducidas en la mayoría de los países de la región a partir de finales de la década de los ochenta, fueron al menos en un principio rechazadas por sus respectivas poblaciones (como ha sido el caso venezolano en 1989 y 1993) y posteriormente aceptadas pero bajo un contexto de autoritarismo abierto (caso chileno con Pinochet) o de autoritarismo velado al estilo civil (siendo el caso del régimen Fujimorista en Perú el más destacado).
Para entender cabalmente la naturaleza de la cultura democrática venezolana se hace necesario explicar el modelo o proyecto democrático que nace en 1958 y que entra en crisis a partir de la “década perdida” de los 80, ya que ambos están íntimamente vinculados. Este modelo de democracia se caracterizó en el ámbito político por ser un sistema altamente partidista en virtud de que los principales partidos políticos del status (Acción Democrática y Copei) monopolizaban el proceso político, jugaban el rol tanto de mediadores principales, y casi únicos, entre el Estado y la Sociedad Civil como de canales de agregación y articulación de intereses sociales. Se trataba a su vez de una democracia pactada y populista porque funcionaba sobre la base de un esquema complejo de negociación y acomodación de intereses acordados por las elites políticas y sociales del país, y porque se basó en el reconocimiento de la existencia de una pluralidad de intereses sociales, económicos y políticos, así como en la necesidad de su incorporación en el nuevo sistema. El sistema político era de carácter populista, además, porque su ideal giraba entorno a un gobierno que respondiera en grado máximo a los deseos y preferencias efectivas de la mayoría de los electores, aun cuando este populismo estuvo signado por fuertes rasgos demagógicos y clientelares. En el ámbito económico, el sistema democrático del 58 se basó en un modelo de desarrollo capitalista de Estado dado que ese Estado jugaba un papel central en la estructuración de las principales coordenadas de la nación al fungir como propietario de la fuente principal de recursos (el petróleo) y como agente de distribución de la riqueza nacional.
Este modelo estadista fue orientado a la diversificación del aparato productivo nacional de manera de sustituir productos importados por el establecimiento de industrias productoras o ensambladoras de bienes terminados (modelo capitalista de sustitución de importaciones), proceso también financiado por la renta petrolera. Por último, en vista de las características político-económicas señaladas, el sistema social venezolano manifestó un carácter de extrema dependencia del Estado y los partidos políticos. La creación por parte del Estado de una extensa y compleja red asistencial que se ejercía y funcionaba esencialmente a través de los partidos políticos, produjo una sociedad civil débil, basada en pocas organizaciones no partidistas y con un nivel precario de institucionalización, asociación y participación. No obstante, durante la década de los 80 y en particular en la década de los 90, esta cultura democrática ha empezado un proceso de resquebrajamiento y cambio.
Su crisis y deterioro se puede deducir y palpar más nítidamente de las opiniones que la mayoría de la población venezolana viene manifestando con relación a la democracia como sistema, hacia sus instituciones fundamentales, sus procesos y actores.

Representación proporcional a partir de 1958

El gobierno de Pérez Jiménez fue derrocado el 23 de enero de 1958 y en su lugar se instaló una Junta de Gobierno presidida por el entonces contralmirante Wolfgang Larrazábal Ugueto, el oficial más antiguo. La Junta sumió poderes de legislar, e incluso constituyentes, y en ejercicio de ellos promulgó un decreto contentivo de la Ley Electoral, en el que se modificó la forma de elección de los senadores. Según la Constitución de 1953, los senadores debían ser elegidos por las asambleas legislativas de los estados y por el Concejo Municipal en el Distrito Federal, a razón de dos por cada entidad, pero la Junta dispuso que la elección se haría por el voto popular y que existirían los senadores adicionales, a ser otorgados sobre la base de un cociente nacional de 40.000 votos, hasta un máximo de dos por cada partido.
Bajo este marco jurídico se realizaron las elecciones del 7 de diciembre de 1958, en las que se escogió el Presidente de la República y los cuerpos deliberantes: senadores y diputados al Congreso, diputados a las asambleas legislativas de los estados y de concejales en los distritos. En esta oportunidad, y en los años siguientes, a cada elector se le daban dos tarjetas de colores (una grande y otra pequeña) por cada uno de los partidos participantes en la elección. El elector colocaba la tarjeta grande del partido de su preferencia en un sobre que introducía en la urna electoral y desechaba las demás, y de esta manera votaba por el Presidente de la República. De la misma manera, introducía una tarjeta pequeña en el sobre, y así votaba, al mismo tiempo, por los candidatos postulados por el partido de su preferencia para el Senado, la Cámara de Diputados, la Asamblea Legislativa y el Concejo Municipal que correspondiera. El sistema así establecido no permitía que se pudiera votar por candidatos de diferentes partidos (el llamado splitting de los votos, o el voto cruzado). En la elección de todos los cuerpos deliberantes se aplicó el principio de la representación proporcional de los partidos mediante la aplicación del método D’Hondt y, además, en los comicios nacionales se mantuvo la figura de los parlamentarios adicionales. De esta manera, se realizaron las elecciones nacionales, conjuntamente con las elecciones regionales y locales, correspondientes a los años 1963, 1968, 1973, 1978 (a partir de 1979 se separan las elecciones de concejales), 1983 y 1988.
Durante todos los años que siguen a 1958 la representación proporcional se incorpora a la vida de las organizaciones que eligen a sus directivos y así ocurre en los colegios profesionales, los sindicatos, los centros de estudiantes, entre otras. Podría decirse que las elecciones de 1983 marcan el apogeo de la representación proporcional para la escogencia de los cuerpos deliberantes. A partir de esa época, con ocasión de la crisis económica que se manifiesta a comienzos de ese año con el derrumbe de nuestro signo monetario, se establecen vinculaciones entre economía y política, en el sentido de atribuir a la organización del sistema político las causas de la ineficiencia del Estado, de la sociedad y de la economía, y se comienza un cuestionamiento al sistema electoral utilizado, que Juan Carlos Rey (1987) sintetiza en la siguiente forma: se le reprocha la falta de control efectivo por parte del ciudadano común y corriente, a través de su voto, sobre las decisiones que en definitiva tomarán los elegidos. Se atribuye tal defecto principalmente al sistema de votación por listas cerradas y bloqueadas, y a la elección conjunta y simultánea de los distintos cargos y niveles de gobierno, todo lo cual conduce a la mediatización partidista, que consagra, en la práctica, la falta de responsabilidad directa del elegido frente a sus electores (que, con frecuencia, no saben el nombre de las personas por quienes han votando) y lleva a que se descuiden los problemas propios del nivel regional y local. Tales críticas plantean problemas fundamentales, que tienen que ver con los principios mismos del sistema de representación que ha prevalecido en Venezuela, y las propuestas de reforma que a partir de dicha críticas se plantean, se orientan a lograr un aumento del control de los electores sobre los elegidos, mediante fórmulas que introduzcan la nominalidad en las elecciones, y a disminuir la mediatización partidista, lo cual inevitablemente conducirá a debilitar el principio de representación proporcional o, en el extremo, a su abandono puro y simple, sustituyéndolo por un sistema de representación mayoritaria y elecciones uninominales.
En efecto, dadas las críticas que se hacían al sistema de representación proporcional, se discutía sobre la posibilidad de ensayar métodos de elección que pusieran énfasis en la persona del candidato y no en el partido, al menos en el ámbito municipal, pero se alegaba que la consagración del principio de representación proporcional de las minorías en la Constitución impedía la adopción de un sistema uninominal, incluso para los concejos municipales. Para hacer posible la reforma electoral, aún en forma limitada, el 16 de marzo de 1983 se sancionó la enmienda No. 2 de la Constitución, en cuyo artículo 1º se dispuso que: Para las elecciones de miembros de los Concejos Municipales podrá adoptarse un sistema electoral especial y distinto del que rige para las elecciones de Senadores, Diputados y miembros de las Asambleas Legislativas.
A continuación veremos las políticas impulsadas por los presidentes Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, que fueron elegidos por este sistema.
-En el año de 1958 y con apoyo del gobierno provisorio se realizaron en Venezuela las primeras elecciones. En el gobierno del presidente Betancourt se produjeron hechos muy significativos y que aun tienen repercusión en el presente.
En una época en donde todo era bastante incierto o inseguro en el año 1958 visita Fidel Castro a Venezuela, esto conlleva a crear focos de guerrilla y la implantación de células comunistas en el país. Dada la situación se constituye el partido comunista venezolano y comienza una lucha con la gente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) "cabezas calientes". Cabe decir que el presidente Betancourt tuvo mano dura y desarmo a la guerrilla.
Vamos a destacar el hecho del apoyo del presidente Betancourt al sindicalismo en Venezuela además de la activación de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y les dio facilidades a los trabajadores para lograr beneficios que antes no tenían (viviendas, aumentos de sueldos, etc.) esto conlleva a un mejor nivel de vida y tranquilidad para la población venezolana. Logro una política petrolera basada en la no-concesión y creo la Corporación Venezolana de Petróleo. El presidente Betancourt puso en vigencia y aplico la ley de Reforma Agraria que se venia planteando desde hace muchos años atrás para poder corregir la injusticia social y económica que afectaba a los campesinos como consecuencia de la estructura latifundista que ha prevalecido desde la época colonial.
Atendió la educación popular; se constituyeron escuelas y liceos. Se creo la Corporación Venezolana de Guayana en 1960, hecho de gran relevancia en el ámbito nacional; y se promulgo la carta constitucional el 23 de enero de 1961 lo que vino a ser un hecho de gran importancia en el periodo del gobierno de Betancourt.
El gobierno de Venezuela rompió con todas las relaciones políticas en países gobernados por dictadores hechos por el cual Venezuela se promulga como democrática ante el resto del mundo. Además resaltaremos que durante su gobierno también se le presto especial atención a los problemas medio asistenciales.
El gobierno de Rómulo Betancourt marca el inicio de la Democracia Puntofijista en el país, en donde la Coalición Adeco – copeiana ejerce su poderío. Pero Rómulo aunque estableciera un gobierno democrático y libre, no lo iba a tener todo tan fácil, pues el surgimiento de las Guerrillas.
Rafael Caldera 1969-1974; durante su mandato se pudo observar las siguientes características que permitieron de esta manera la mejora del país:
- Legalizó el Partido Comunista
- Concedió una amnistía a los guerrilleros
- Propició el ingreso de Venezuela en el Pacto Andino
- Firmó el Protocolo de Trinidad por el que se fijaron las fronteras con Guayana.
- Desde la Presidencia, Caldera inicia una política de pacificación del país mediante la liberación de los principales jefes comunistas que se encontraban en las cárceles y la legalización de los partidos políticos que estaban suspendidos
A partir de entonces, los grupos guerrilleros que actuaban en diversos lugares del país disminuyeron sus actividades, y muchos de ellos se disolvieron para integrarse a la vida legal.
En lo Político podemos notar que se interesó por mantener una estabilidad en los partidos y las leyes por las siguientes características:
- Dividió a Venezuela en 8 regiones administrativas
- Terminó con las guerrillas y logró establecer un clima de paz Nacional.
- Se decreto la suspensión de la inhabilidad del partido comunista de Venezuela.
- Se promulga la Ley de Carrera Administrativa.
- Se adoptó una política de subsidio flexible y transitorio.
- Se reformo el Artículo 5º del reglamento de la Ley de Trabajo, eliminando de su contenido la llamada Mora Legal.
- En mayo de sanciona la primera enmienda a la constitución de 1961.
- Se suspendió la inhabilitación el movimiento de Izquierda Revolucionario.
En las características Sociales tenemos que Caldera se ocupo de asuntos del país que los demás habían olvidado y era esencial su solución para el desarrollo del país:
- En octubre del 69 se producen manifestaciones estudiantiles y el lo toma con calma y con decisión.
- Se inicia el programa de Mantenimiento de Ingeniería de Hospitales.
- El gobierno asumió la administración total de los servicios de comunicaciones Telegráficas Internacionales.
- En 1970 se promulga la Ley de Mercado Agrícola que rige la planificación, fomento, regulación y evaluación de todas las fases comerciales de todos los productos de insumos agrícolas.
- Comenzaron las operaciones del Banco de desarrollo Agropecuario.
- Se Dictó un nuevo reglamento de la ley del Trabajo.
El se encargo de que la educación del País no se quedara atrás debido a que él sentía que un país marginal no era símbolo de grandeza y menos de desarrollo, por esto establece:
- Se Decretó la Obligatoriedad de la Educación Física escolar.
- Comenzó el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas.
- En 1972 se crea el Instituto de Medicina Legal, donde se centralizan los servicios de Medicina forense del área metropolitana de Caracas.
- Se crearon nuevos programas para educación preescolar y primaria.
- Se creó el ciclo Básico y el diversificado en la educación media.
Luís Herrera Campins (1979-1984) fue el ultimo presidente elegido por este sistema, en los años posteriores se realizaron intensos debates sobre el sistema electoral más conveniente para perfeccionar la representatividad de los cuerpos deliberantes y sobre la organización de los partidos políticos, los cuales tuvieron como escenarios más importantes el Consejo Supremo Electoral  y la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (Copre), desde su instalación a comienzos de 1985. En un seminario sobre la Reforma del Sistema Electoral Venezolano, organizado por el Movimiento al Socialismo (MAS) y realizado en noviembre de 1985, se analizaron diversas opciones para mantener el principio de la representación proporcional, pero dándole entrada a la selección personalizada de los representantes. El partido organizador y algunos expertos en la materia veían con simpatía el sistema de listas abiertas con representación proporcional y voto preferencial, pero se consideró también la proposición del senador Pedro Pablo Aguilar, en nombre del Partido Copei, quien discurrió así: en primer lugar, explicó la necesidad de introducir el sistema de listas cerradas y bloqueadas que se hizo en 1946 y en 1958, como una necesidad para fortalecer los incipientes partidos políticos; en segundo lugar, admitió que, efectivamente, cuarenta años después ese sistema minimiza la relación entre los electores y los elegidos y justifica muchas de las críticas que se hacen a los partidos; en tercer lugar, abogó por el mantenimiento de la proporcionalidad, que forma parte de la cultura política nacional, y expuso sobre el sistema de lista abiertas que "Parece un sistema estupendo, pero requiere una circunstancia cultural que quizá todavía no está dada en Venezuela"; por último, propuso la adopción de un "sistema que podríamos llamar mixto," como el que se aplica en algunos países europeos, especialmente en Alemania, "porque mantiene lo esencial, lo sustancial de la representación proporcional para garantizar así el principio democrático y el pluralismo, pero incorpora la votación nominal...(de modo que)...los partidos tendrían que buscar nuevos mecanismos, más democráticos y más participativos, para la escogencia de sus candidatos.
Con la adopción de estos métodos, que combinan la elección por nombres y apellidos con la representación proporcional, el sistema electoral venezolano se ha hecho cada vez más complejo, en comparación con el de listas cerradas y bloqueadas, que permitía, mejor que ningún otro, la aplicación del principio de la representación proporcional de las organizaciones políticas.


El enigmático Chávez

Se ha defendido la idea de que Chávez accede al poder con un proyecto de sociedad preconcebido desde sus tiempos de cuartel, proyecto que al no poder ser concretado por la vía del golpe de Estado, echa mano del recurso electoral democrático. Un sistema político erosionado, una sociedad fragmentada y desencantada de sus representaciones históricas fue el mejor catalizador para que un discurso populista como el de Chávez se impusiera confortablemente. De este modo, el Presidente fue objeto de una de las delegaciones de poder más extraordinarias que ha presenciado América Latina, ratificada en varias elecciones a lo largo de sus años de gobierno. En nombre de ese apoyo popular, el Presidente apeló a mecanismos contrarios a la democracia, para acumular recursos de poder cada vez más extraordinarios. Paralelamente, el Gobierno ha venido desarrollando sostenidos esfuerzos por encuadrar a la sociedad venezolana en un modelo económico y sociopolítico con desmedida presencia del Estado signado por las líneas de su proyecto particular. Estos esfuerzos se exacerbaron a partir del triunfo de Chávez en el referéndum revocatorio que se realizara en agosto de 2004, evento que le ratificó en la presidencia de la república. Tres meses luego de esa consulta, el Presidente expondría frente a altos personeros de su Gobierno, lo que el mismo llamara el "nuevo mapa estratégico", en el cual estarían contenidos los diez grandes objetivos que guiarían –en un "salto adelante"– su acción política hasta el año 2006. Destacamos algunos de los más importantes, como son el "avance" en la conformación de una nueva estructura social; la articulación de una estrategia comunicacional de mayor cobertura; la construcción del nuevo modelo democrático; la creación de una distinta institucionalidad del Estado; la trascendencia del sistema capitalista y el diseño de un nuevo modelo económico; la profundización de la instalación de una estructura territorial novedosa; la aceleración de la configuración de una estrategia militar nacional nueva.
En el marco de aquellas líneas estratégicas, el presidente Chávez desplegó entre 2004 y diciembre de 2006 una estrategia de poder que ha venido abonando el terreno de su proyecto. Si se nos preguntara cuáles han sido las principales pautas de acción que marcan esa estrategia, diríamos que aquellas que se vinculan con la supeditación de la Fuerza Armada a su proyecto, la educación ideologizada, la participación popular subordinada a los designios del Ejecutivo, la ampliación de la cobertura comunicacional estatizada, la concentración del poder central a partir del manejo casi absoluto y discrecional de los recursos financieros públicos en detrimento del proceso de descentralización y, finalmente, el despliegue de mayores esfuerzos por controlar el aparato económico nacional y hacerlo más dependiente del Estado.
diciembre de 2006 una estrategia de poder que ha venido abonando el terreno de su proyecto. Si se nos preguntara cuáles han sido las principales pautas de acción que marcan esa estrategia, diríamos que aquellas que se vinculan con la supeditación de la Fuerza Armada a su proyecto, la educación ideologizada, la participación popular subordinada a los designios del Ejecutivo, la ampliación de la cobertura comunicacional estatizada, la concentración del poder central a partir del manejo casi absoluto y discrecional de los recursos financieros públicos en detrimento del proceso de descentralización y, finalmente, el despliegue de mayores esfuerzos por controlar el aparato económico nacional y hacerlo más dependiente del Estado.
 En rápido vuelo, estas acciones pueden resumirse del modo que sigue:
a. A la presencia importante de militares en cargos de la Administración Pública desde el comienzo del Gobierno, se le adicionó la idea, desembozada en esos tres años con toda fuerza, de una Fuerza Armada comprometida con la revolución, sobre la base de lo que Chávez llamó "nuevo pensamiento militar venezolano"
b. Pero no sólo el componente uniformado ha sido objeto de atención por parte del proyecto chavista; también la educación pública pasó a ser objeto de ideologización por parte del régimen. Así, tanto escuelas primarias como liceos bolivarianos permitirán, como señalara el entonces ministro de Educación Aristóbulo Iztúriz, "… la formación de los educandos en los valores de la revolución".
c. La participación popular ha sido uno de los activos más ponderados por el chavismo al punto de quedar consagrada en la Constitución de 1999, bajo la premisa de la "democracia participativa y protagónica". Ciertamente, a lo largo de la gestión de Gobierno del presidente Chávez se ha impulsado una participación popular cada vez más creciente, sólo que siempre subordinada al Poder Ejecutivo. En abril de 2006 se crearon los consejos comunales, los cuales, como veremos más adelante, constituyen la base social desde la cual el proyecto presidencial pretende erigir una "sociedad de equidad y justicia social" (Gaceta Oficial Nº 5.806 extraordinario)[2].
d. En los últimos años, el Gobierno ha incrementado sensiblemente el número de estaciones de radio y TV controlados por el Estado[3]. Todos estos medios se han conducido invariablemente como vehículos de reforzamiento de la imagen del Gobierno y en especial del Presidente. Simultáneamente, han arreciado las amenazas de no renovación de la concesión a canales de vieja data como Radio Caracas Televisión, canal que perderá su señal a finales del mes de mayo, de cristalizar definitivamente la amenaza presidencial.
e. Hemos presenciado también un aumento en los esfuerzos del Gobierno central por concentrar cada vez más los recursos públicos. La pérdida creciente de autonomía del Banco Central de Venezuela, así como la creación del Fondo de Desarrollo Nacional, Fonden, apuntan en ese sentido. El propósito fundamental de este último organismo "radica en que se nutrirá continuamente con divisas para ser utilizadas a los fines del financiamiento del desarrollo económico y social. A dicho fondo se traspasará una determinada proporción de divisas del ingreso de la comercialización de los hidrocarburos que recibirá el Ejecutivo Nacional directamente de Pdvsa, es decir, antes de constituirse en reservas internacionales". Al mismo tiempo, se ha venido desdibujando con mucha fuerza el proceso de descentralización que Venezuela iniciara en 1989, con la elección directa de gobernadores y alcaldes, lo que puede constatarse a partir de la abrupta caída de la participación de estados y municipios en el ingreso público nacional. En este sentido, es importante indicar que con la descentralización los entes territoriales habían alcanzado una participación de 29% en el año 1998; con la reconcentración de las finanzas públicas, ese porcentaje disminuyó a 21% en 2004, 19% en 2005 y 17% en 2006, ubicando a Venezuela en los niveles de centralización de los años ochenta que se creían superados[4].
f. El intento de diseño de un modelo económico de tránsito hacia el socialismo, fundado en la creación de cooperativas y empresas de producción social (EPS), en el marco de lo que el Gobierno concibe como "desarrollo endógeno", así como el establecimiento de un conjunto de regulaciones y requerimientos a la empresa privada tradicional que le presionan a entubarse en el patrón que el proyecto le impone, limitando su posibilidad de expansión, perfila una economía más sujeta a los dominios del Estado, de lo que lo fuera en el pasado. Las nacionalizaciones de las que han sido objeto la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela, Cantv, y La Electricidad de Caracas, así como las amenazas en este mismo sentido sobre otras empresas como Sidor y la banca, rematan este cuadro.
-Estas líneas de acción no hubiesen podido desplegarse sin el concurso de los poderes públicos. Y es que en cuatro años el Gobierno ha consolidado su poder en dos órganos clave de la institucionalidad democrática: la Asamblea Nacional (AN) y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). En el primero de ellos ostenta el control absoluto, gracias al retiro de los factores de oposición de la contienda electoral para elegir los congresistas para el período 2006-2011.11 En el segundo, el Gobierno ha apelado a recursos que colocan en entredicho las prácticas democráticas. Vale la pena detenerse un poco en éstas.
En diciembre de 2004 la AN, todavía con importante representación opositora, modificó la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, con el voto de la mayoría simple oficialista, contrariando la disposición jurídica que obliga a que cualquier ley orgánica deba ser aprobada con una mayoría calificada de las dos terceras partes del cuerpo legislativo. La modificación de marras tenía como propósito incrementar el número de magistrados de 20 a 32, con lo cual el Gobierno recuperaba el control absoluto del máximo tribunal, puesto en entredicho cuando éste no encontrara méritos para enjuiciar a los militares acusados de rebelión militar en abril de 2002.
El manejo parcializado de este asunto quedó en evidencia cuando Pedro Carreño, presidente del Comité de Postulaciones de la AN, afirmaría que el  gobierno de Chávez no abriría espacio alguno a la oposición en el tribunal: "No nos vamos a meter un autogol". Los electos "son magistrados cuya filiación revolucionaria está más que garantizada". En añadidura, en el acto de instalación del organismo, su nuevo presidente, Omar Meza, se autocalificaría como "revolucionario" determinado a aplicar una "justicia revolucionaria”
El segundo "motor" es la reforma constitucional[5]. Como se ha dicho, en diciembre de 1999 Venezuela estrenó una nueva Constitución, la "mejor del mundo", como solía decir el Presidente en sus alocuciones. Después de seis años de mandato, el Presidente emprendió una campaña a favor de cambios en la novel carta magna. La Constitución, dice, siguiendo a Simón Bolívar, "debiera reformarse por períodos según lo exige el movimiento del mundo moral, y esto es normal, sobre todo, cuando hay un movimiento moral, político y social tan acelerado como el que nosotros estamos viviendo.
A tales efectos, el Presidente nombró el Consejo Presidencial para la Reforma Constitucional, formado por once miembros, entre ellos, máximos representantes de los altos poderes, como la Presidenta de la AN y la del TSJ, acatando un pacto de confidencialidad contemplado en el decreto que le dio vida a dicha comisión, en vista de que es el Presidente quien tiene la última palabra en este asunto. He aquí el mejor ejemplo, a nuestro juicio, de lo que el populismo puede implicar en términos de reducción excesiva de complejidad: en nombre de un pueblo, un solo hombre puede imponer su voluntad, intentando trascender lo que es inmanente a la sociedad, a saber, la pluralidad de intereses y las contradicciones que le son parejas.
En la práctica, esta visión implica que, en nombre del principio de la democracia participativa y protagónica, consagrado en la Constitución, el poder constituyente no se paraliza, el pueblo continuará ejerciendo, en todo momento, su poder soberano, de modo que el poder constituyente originario no estaría nunca en un estado de letargo y podría ser permanentemente activado. Pero si esto fuera cierto, la democracia participativa y protagónica significaría la muerte del constitucionalismo y del orden constitucional… Un poder constituyente, siempre presente y así concebido, equivale a lo que Carl Schmitt ha llamado una dictadura constitucional sin límites de duración".
Uno de los puntales de la reforma es la reelección presidencial indefinida, asunto sobre el cual Chávez se ha pronunciado reiteradamente, sustrayéndolo así del espacio de la confidencialidad. El basamento de esta pretensión es el mismo que sustenta la reforma: el de la democracia participativa y protagónica que fija en el pueblo la potestad de elegir como quiera. De tal manera, la alternabilidad, principio básico de todo sistema democrático, es vista como algo indeseable porque impide al pueblo decidir. Así, Francisco Ameliach, director del Movimiento Quinta República (MVR), partido del Gobierno, indicaba que la alternabilidad establecida en la Constitución "es un chantaje político", siendo necesario realizar una reforma que persiga "la mayor suma de estabilidad posible… El pueblo decide si alterna o no y eso es democracia"

El poder comunal

Todos los "motores" anteriores son "tributarios" del quinto, ha señalado Chávez, es decir, convergen en el poder comunal. "La explosión creadora del Poder Comunal va a depender para su desarrollo… impulso… establecimiento…expansión… éxito, de los anteriores. Va a depender de la reforma de la Constitución,… de las Leyes Habilitantes,… de la Gran Jornada Nacional "Moral y Luces"… de la nueva Geometría del Poder…"
Estos consejos, según ha indicado el Presidente, no estarán sujetos a alcaldías, juntas parroquiales, ni a gobernaciones, aunque, en esta etapa de transición deberán mantener el "juego de relaciones" con el poder constituido hasta consolidar lo que él denomina "Estado comunal". Todo indica que se trata de profundizar la democracia directa como alternativa a la democracia representativa, tan denostada por el chavismo,22 lo cual supone restar peso, cuando no anular, las estructuras institucionales intermedias, en un ejercicio típicamente del poder.
Los consejos comunales deberán armarse a partir de una base poblacional mínima de 200 o 400 familias en las áreas urbanas, 20 en las rurales y 10 en las comunidades indígenas y se conciben, de acuerdo con la ley que los constituye "como instancias de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas, que permitan al pueblo organizado ejercer directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades en la construcción de una sociedad de equidad y justicia social"

Conclusiones

El régimen populista de Hugo Chávez ha mostrado desde sus inicios una fuerte disposición a la concentración del poder. Esta disposición se ha concretado en los últimos cuatro años en la consolidación de su dominio en casi todas las áreas de la vida del país. El triunfo de Chávez en el revocatorio presidencial de 2004 abrió al Gobierno el espacio para acelerar los cambios, tanto institucionales como económicos y sociopolíticos inherentes a su proyecto. La ratificación del cargo presidencial mediante las elecciones de diciembre de 2006, permitieron profundizar la marcha de aquellos cambios. Los "cinco motores constituyentes" rumbo al socialismo del siglo XXI, anunciados luego de los comicios, no son otra cosa que la continuación depurada y más sistematizada de la estrategia contenida en el "salto adelante" de 2004.
Esta estrategia se orienta, a nuestro juicio, a una mayor concentración de poder en el Ejecutivo que apunta hacia una sensible disminución de las instituciones intermedias de representación; una probable estadía de Hugo Chávez en la presidencia de la república, más allá de los plazos constitucionales hoy vigentes; la implantación de un modelo económico predominantemente estatista; mayor participación popular pero controlada desde el vértice; incremento de la presencia militar en la vida civil y conversión del estamento uniformado en un cuerpo sujeto al interés político del Presidente, y la ideologización de la sociedad en los moldes del proyecto chavista.




[1]  Paul Kennedy; Hacia el siglo XXI; Cap. VII; Pag.196
[2] Se anexa las primeras 3 paginas de la Gaceta Oficial Nº 5.806
[3] Ver articulo periodístico “Clarín” Chávez: “Chilla porque estamos…..”
[4] Ver articulo periodístico “Clarín” Cambio en la mision de la UIA: los industriales……
[5] Ver articulo periodístico “Clarín” Una victoria importante ….

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