Argentina Siglo XX



Argentina 1955-1976

En el periodo 1955-1976 la Argentina alterno políticamente las formas del autoritarismo y la democracia
A continuación analizare el período que va desde la caída del gobierno de Juan Domingo Perón en 1955 hasta el golpe militar que puso a fin al tercer gobierno peronista en marzo de 1976. Durante estos años de violencia, proscripción y autoritarismo, la historia argentina fue atravesada por diversos problemas que se entrecruzaron permanentemente. En el nivel económico fue visible la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo que intentó superar los límites del modelo populista. En el plano político, la meta principal fue la instauración de un régimen democrático que se basó hasta 1973 en la exclusión y marginación del peronismo.
La situación política a partir del golpe militar de 1955 y el impacto de los varios intentos por construir un sistema democrático y representativo con un régimen de partidos políticos sin la participación del peronismo. La Argentina permaneció desde entonces en un callejón sin salida donde se alternaron elecciones cuyos resultados eran inaceptables para una parte importante de la sociedad y la reiteración de golpes militares que buscaban restablecer un orden que se suponía amenazado. Este juego de imposible resolución, donde se alternaban golpes militares y gobiernos civiles ilegítimos, no sólo hizo que los partidos políticos fueran perdiendo legitimidad; también implicó la decadencia de la noción de democracia y favoreció el surgimiento y la consolidación de la violencia como forma de acción política[1]. Esta pérdida de valor de la democracia se extendió al conjunto de la sociedad y se convirtió en la base de las confrontaciones políticas de todo el período.
Las dificultades políticas no fueron las únicas. En el plano económico hubo varios intentos de establecer las bases de una política fundada en los nuevos parámetros del sistema económico internacional: el ingreso de capital extranjero y el desarrollo industrial relacionado con los nuevos avances tecnológicos y, al mismo tiempo, la reorientación de los vínculos entre capital y trabajo produciendo una nueva distribución de la renta nacional. Estas nuevas orientaciones económicas estuvieron dirigidas e impulsadas por el Estado nacional, que desempeñó un papel importante en la promoción de las actividades económicas en las provincias. Fue en esta época cuando las nociones de "economías regionales", "promoción industrial" y "desarrollo regional" cobraron fuerza.
Las tensiones generadas por los intentos de promover cambios en el modelo económico, en la distribución del ingreso y en los desarrollos regionales dieron lugar al surgimiento de nuevos actores sociales, que respondieron acomodándose a las nuevas situaciones o resistiendo a veces de manera violenta. En este marco de acomodación y resistencia, los sindicatos de obreros industriales continuaron ejerciendo un papel importante una vez fracasado el intento inicial de desperonizar los sindicatos[2]. Los cambios operados en la industria favorecieron el surgimiento de nuevos sectores dentro de la clase trabajadora que protagonizaron conflictos que superaron los marcos de la protesta obrera tradicional. En el interior del país, particularmente en Córdoba, las manifestaciones obreras se convirtieron en protesta social involucrando a otros sectores de la sociedad como estudiantes, empleados y vecinos así como a las instituciones de la sociedad civil y a la Iglesia. Las transformaciones de las economías regionales tradicionales, en el caso tucumano, hicieron visible la complicada situación de los productores cañeros y de los obreros de los ingenios azucareros, y, en el sur del territorio, la construcción de una represa como El Chocón condensó bastante bien las tensiones entre la construcción de un imaginario sobre la modernización, las realidades asociadas con la injusticia social y el autoritarismo político. Las formas que adquirió el conflicto implicaron cambios en las posturas de los sindicatos y de los dirigentes sindicales. Estos últimos se encontraron en una posición en la cual, por un lado, tenían que negociar con los empresarios y el Estado las condiciones de trabajo de sus afiliados y, por otro, como representantes efectivos del peronismo defender los intereses políticos del movimiento peronista frente a otros factores de poder. Esta situación les dio una dosis muy importante de influencia y poder, pero al mismo tiempo fue minando su relación con las bases. El poder sindical quedó prisionero de un juego que, en el largo plazo, no le dio los resultados esperados y lo dejó vulnerable a los opositores dentro del movimiento peronista y del movimiento obrero.
Las tensiones y las ilusiones adquirieron mayor intensidad durante el periodo 1973-1976. Los diferentes actores políticos y sociales pudieron imaginar que era posible hacer realidad los sueños de transformación y resolver las contradicciones existentes en la sociedad y en sus propios grupos de pertenencia. Juan Domingo Perón, el líder exiliado en España, impulsó esos deseos de transformación, buscó una salida para las tensiones acumuladas y legitimó las nuevas formas de acción política.

Argentina y la Alianza para el progreso y la Doctrina de Seguridad Nacional.

El periodo que comprende entre 1955 y 1970 las relaciones de Argentina con EE.UU esta cruzado por el conflicto internacional llamado Guerra Fría, es el enfrentamiento, indirecto, entre los Estados Unidos y la URSS es un choque ideológico.
A partir de 1955, Argentina se acerca a la posición de USA (Argentina  adhiere al FMI). En el gobierno de Aramburu se produce cooperación económica y militar con Estados Unidos, este otorga créditos a las FFAA para equipamiento militar.
El país de Norte del continente Americano emprende dos proyectos para la lucha contra el comunismo en América Latina, uno es La Alianza para el progreso y la otra es la Doctrina de Seguridad Nacional.
La Alianza para el progreso, programa de ayuda económica, política y social de EE. UU. para América Latina efectuado entre 1961 y 1970.
Los presidentes Kennedy y Frondizi llegaron a tener una buena relación personal. Pero si bien sus posiciones en el ámbito político y económico se acercaron bastante, no fue así en el terreno de la seguridad hemisférica. En tanto el presidente norteamericano propondría el programa de la Alianza para el Progreso y alentaría el cambio democrático en América latina, a la vez su administración respaldaría una estrategia de seguridad cuyas características eran opuestas a la política exterior del gobierno de Frondizi.
En enero de 1961, el Departamento de Estado elaboró un memorándum titulado “Un nuevo concepto para la defensa y el desarrollo hemisférico”, (2) en el cual se llegaba a la conclusión de que la seguridad hemisférica basada en la hipótesis de la agresión extracontinental ya no tenía razón de ser. En consecuencia ésta debía ser reemplazada por una nueva doctrina que colocara la amenaza en el “interior” de América. La cooperación de las fuerzas armadas de los países americanos en la defensa continental tendrían en el futuro que fortalecer la seguridad interna y combatir las causas que pudieran generar la “comunización” de América. La nueva “Doctrina de la Seguridad Nacional” postulaba que las fuerzas armadas de los países americanos se constituyeran en aliadas del gobierno norteamericano en la lucha contra la subversión. Como parte de esta nueva concepción, Estados Unidos insistió en la creación de una fuerza interamericana de paz, el fortalecimiento de la OEA, la institucionalización de la Junta Interamericana de Defensa y la creación de instituciones de entrenamiento que vincularan de manera sistemática a los oficiales de las tres fuerzas armadas de todo el hemisferio.
Posteriormente resultó evidente que lo que el presidente tenía en mente era nada menos que una estrategia nacional dinámica, un programa de acción designado para derrotar la subversión donde hubiese aparecido, y aún más importante, prevenir su comienzo. Puesto de otra manera era una estrategia tanto terapéutica como profiláctica.
 La aplicación de dicha estrategia incorporando como lo hace mucho más que la acción violenta combativa, requiere una reorientación importante en el pensamiento militar, en la organización y en material.
El entusiasmo de Frondizi renovó para la Argentina el aprecio del gobierno de los Estados Unidos porque, mientras el resto de América latina aprobaba “cautelosamente la Alianza”, Frondizi le otorgó “un respaldo directo e inequívoco”. La respuesta escrita de Kennedy a Frondizi -que Arthur M. Schlesinger aconsejó debía ser de una extensión comparable a la carta del argentino- hacía cumplidos a Frondizi por haber “analizado magistralmente las consecuencias desmoralizadoras y disruptivas del persistente subdesarrollo”. Estaba de acuerdo además en que la Argentina debía concentrar sus energías en la industrialización, y en que el desarrollo económico y social eran “socios” esenciales en la tarea de modernización. Esta retórica de “sociedad” entre los dos países era nueva, así como también la idea de que la Alianza para el Progreso debía “asistir” a América Latina, en vez de “otorgarle” ayuda de manera paternalista. De aquí en adelante, la Alianza sería colocada como el timón de toda la política norteamericana hacia América latina. Bajo Kennedy, la inmoral y renegada imagen de la Argentina de las décadas de 1940 y 1950 se revirtió por lo menos parcialmente. 
Sin embargo, la política exterior de Frondizi fue poco receptiva a la nueva doctrina, pero sí fue evidente que las fuerzas armadas argentinas se consubstanciaron con la nueva concepción de la seguridad hemisférica. Esta discrepancia habría de adquirir una importancia fundamental al tratarse la cuestión cubana en enero de 1962 y sería una de las causas del derrocamiento de Frondizi dos meses más tarde.
Las relaciones con EUA y el gobierno de Illia fueron buenas, a pesar de la anulación de los contratos petroleros. El 10 de mayo de 1964 la Argentina firmó un convenio de cooperación militar con los Estados Unidos. Este convenio se basaba en un nuevo concepto de la seguridad continental, cuyo núcleo consistía en reemplazar la doctrina del peligro extracontinental por otra que consideraba que la amenaza estaba dentro de América Latina. De acuerdo con esto las Fuerzas Armadas del continente cambiaban su rol de defensoras contra el enemigo exterior por el de fuerzas encargadas de la seguridad interna, destinadas a combatir la subversión y el comunismo.
La doctrina de la seguridad nacional el plan militar de los EEUU para parar la revolución cubana. Se obliga a esos países a reprimir al comunismo. En Argentina esta doctrina establecía como tarea de las fuerzas militares locales cuidar las fronteras ideológicas del enemigo interno(subversivo), reprimir las manifestaciones políticas q fueran subversivas. Un instrumento fundamental  del gobierno de Ongania fue la censura previa, defender los valores occidentales y cristianos.


A partir del 24 de Marzo de 1976 se produce el Golpe de Estado que da comienso a la peor Dictadura Militar que sufrio el Pais. El gobierno de Facto cometio multiples violaciones a los derechos Humanos con el fin de aplacar al movimento obrero y estableser un nuevo paradigma economico llamado Neoliberalismo con el fin de de favoreser a un sector reducido de la sociedad argentina.








[1] JAMES, Daniels, Nueva Historia Argentina: Violencia, Proscripción y Autoritarismo (1955-1976). Tomo XIX. Ed. Sudamerica. BS. As. 2007
[2] JAMES, Daniels, Nueva Historia Argentina: Violencia, Proscripción y Autoritarismo (1955-1976). Tomo XIX. Ed. Sudamerica. BS. As. 2007







Argentina 1945-1955


Las  relaciones entre Argentina y EEUU y las consecuencias económicas de las mismas.
Los constantes boicot económicos y el aislamiento diplomático que Argentina sufrió antes de la llegada de Perón a la presidencia; esto causó, contraproductivamente para los objetivos de los EE.UU., el aumento del poder de los nacionalista en el país del Río de La Plata. Cuando termino la guerra, este comportamiento siguió, y continúo aún después que hubo cesado el acosamiento de los Estados Unidos a Argentina. Según Mario Rapoport la inteligencia norteamericana informaba que los sentimientos antinorteamericano en el gobierno Argentino se habían atenuado, por el deseo de Perón de lograr el acceso a los mercados, importaciones esenciales, créditos y abastecimiento militares. Pero las negociaciones llegaban a un punto muerto porque  EE.UU. se negaba a que Argentina mande tropas a Corea, y esta ratificara la Tercera Posición. A principios de los años 50 las embajadas argentinas en America Latina emprendieron una campaña antiestadounidense. La consecuencia fue que EE.UU. produzca una cambio de política, Policy Statement de 1951 abogaba una política de no discriminación hacia el país del sur de continente, la revisión de 1952 decía que se realice una discreta acción diplomática para neutralizar todos los intentos de “penetración política argentina” en el continente. En los estados Unidos resurgía una campaña antiperonismo, tanto de sectores liberales como de sectores anticomunistas, esto dificulto el accionar del Departamento de Estado para llevar las negociaciones  para normalizar las relaciones con Perón, a esta campaña se sumo la exclusión de la CGT argentina de la ORIT. De todas formas, el tono negociador de las relaciones argentino-norteamericanas continuaba, dado que el Departamento de Estado evaluaba que las dificultades surgidas provenían de presiones internas y que de mantenerse el rumbo conciliador, del cual los Estados Unidos habían obtenido más réditos que perdidas. En enero del 1951 se produce un boicot del sindicato de vendedores al periódico La Prensa, alentando por el gobierno argentino. El diario mantenía fluidas relaciones con agencias de noticias internacionales. El cierre y la posterior expropiación se constituyan en el signo de una visible tendencia antinorteamericana por parte del Estado argentino. El Departamento de Estado debió hacer frente no sólo a las protestas de la prensa norteamericana sino, también, a múltiples presiones de distinto grupos de intereses en pos de lograr un endurecimiento en las relaciones.
En este marco el Departamento de Estado preparaba la conferencia de cancilleres de las republicas americanas a realizarse con Washington. El objetivo de los estadounidenses en la conferencias era definir las posiciones del hemisferio ante la situación internacional, y garantizar la unidad continental en el plano militar y para eso tenia que lograr que Argentina no obstaculice esta unión. En materia económica Washington propondría en la conferencia un máximo de utilización y distribución efectiva de materiales críticos; en relación a la política de precios estaría dispuesto a negociar teniendo en cuenta el punto de vista de otros países, para evitar las mismas fricciones producidas en la segunda guerra mundial. El gobierno norteamericano esperaba facilitar la más completa cooperación con Argentina. Messersmith le manifestó a Perón que su gobierno seguiría trabajando para eliminar las fricciones entre Argentina y EE.UU. y esperaba lo mismo del gobierno Argentino. La misión del ex embajador (Messersmith) tuvo éxito desde el punto de vista de garantizar una conducta no rupturista por parte de Argentina en la conferencia de Washington; pero no logro revertir el creciente distanciamiento Argentino de los objetivos político- estratégico norteamericano. La Argentina en la conferencia oriento su voto procurado evitar toda forma de compromiso militar fuera del hemisferio, y se opuso a que los piases americanos operaran como un bloque dentro de las naciones unidas. Argentina contribuyo, junto con México y Guatemala a dejar sin efecto una propuesta Norteamericana respecto de la creación y mantenimiento de unidades especiales para la defensa hemisférica y de refuerzo de la acción de las naciones unidas. Esta conferencia revelo a la vez el alcance y los limites de la hegemonía yanqui en el hemisferio. Luego de la conferencia los vínculos entre EE.UU. y Argentina entraron de lleno en una nueva etapa signada por el distanciamiento y el conflicto. Entre 1949 y 1953 el país del norte era uno de los principales compradores de la Argentina. De todas formas, las exportaciones a los Estados Unidos en unos pocos rubros (lana, carne en conserva, cuero y extracto de quebracho), y en las condiciones en las que se produjeron no estaban exentas de conflictos. La guerra de Corea condujo a EE.UU. a regularizar sus exportaciones de bienes de Capital e insumos industriales lo que llevo a que Argentina tenga una incidencia negativa en la balanza comercial. El ministro Alfredo Gómez Morales señalo que la guerra de Corea contribuyo para que los aliados crearan la Comisión de Materias, que según el ministro sirvió para que pagaran por lo nuestro menos y cobrarnos más por lo de ellos. Esto trajo innumerables conflictos por parte de ambos países. En suma la tensión políticas en las relaciones bilaterales tenía una dimensión económica: el mejor curso de las relaciones comerciales operado en 1950 no dio por resultado la armonización de los intereses económicos de ambos países. Para la Argentina, en particular, no brindo todos los beneficios esperados, mientras para los Estados Unidos los consideraban sólo un punto de partida para ulteriores concesiones que no se concretaron.

El  conflicto entre la iglesia y el gobierno peronista.

La caída de Perón se debe según Gerardo Farrell a una combinaciones de factores externos e internos, donde se mezclaron cambios en la situación internacional, grupos oficialistas corruptos, interese económicos foráneos e internos, etc. Según en autor la causa básica del enfrentamiento con la iglesia fue de índole internacional. En un contexto de por-guerra el Vaticano no quería que America Latina caiga en manos de los comunistas, y trataban de emular en el Nuevo Continente las experiencias realizadas en  Europa; la conjunción de las políticas socialcristianas con el financiamiento de Norteamérica. Bajo la conducción de EE.UU. se intentaría “salvar del comunismo” a los latinoamericanos y veían que la mejor forma de hacerlo era implementar el modelo que triunfo en los países católicos europeos. La relación entre el peronismo y la iglesia siempre fue una relación por conveniencia, la misma era vista por el gobierno como potencialmente enemiga, esto  obviamente por el conocido conservadurismo de la institución que no por casualidad tenían un lugar no despreciable viejos enemigos del régimen-identificados con la oposición y nuevos disidentes quejosos de distintos aspectos de la nueva política como el abandono de consignas nacionalistas. La iglesia y el estado tuvieron conflictos  debido  al rol de beneficencia que cumplía  La Fundación Perón”, la educación por su culto laico y la falta de predominio de la religión en la educación, y la organización de los estudiantes secundarios en un contexto sombrío de corrupción. Lo que termino por romper la relación Estado-Iglesia fue la ingerencia política que empezó a cumplir la iglesia de acuerdo a la política que bajaba desde el vaticano por el Papa Pío XII que alentaba a formar “partidos democráticos cristianos” en su cruzada contra el comunismo. La fundación por parte de la iglesia Argentina del PARTIDO DEMOCRATA CRISTIANO genero el enojo de de Perón  ya que el mismo que la iglesia asumiera como propio su proyecto nacionalista católico que tenia la originalidad de ser el primero con éxito en la lucha social, sin necesidad de caer en el Marxismo ateo ni renunciara las tradiciones nacionales. Y por este motivo no acepto que la iglesia le abriera otro frente, y no acompañaran el suyo. El plan de Perón era expandir su  social-cristianismo por America Latina y por eso había creado una asociación de trabajadores Latinoamericanos. El conflicto termino de estallar   en septiembre de 1954 en Córdoba debido a un proyecto de reforma constitucional que tenia como objetivo separar a La  Iglesia del Estado. Las asociaciones  laicas, engrosadas por oportunistas de la oposición encontraron la brecha para desestabilizar  al régimen.

Ciria, Fayt y Chavez hablan acerca de la naturaleza del peronismo.

Varios autores analizaron al peronismo para poder entender sus raíces ideológicas y encararon sus estudios desde distintas paradigmas teóricos. En el presente trabajo comparare los textos de Ciria, Fayt y Chávez que buscan dilucidar el origen histórico e intelectual de Perón y el peronismo.
Carlos Fayt en su libro Naturaleza del Peronismo nos muestra a los diferentes autores que estudian al peronismo y sus raíces. En el inicio del texto nos enuncia tres hipótesis: la Primera es que el peronismo seria un producto de la voluntad del poder del coronel Perón. La segunda hipótesis es que el peronismo es la versión argentina del fascismo y dice que para que el peronismo no caiga en los errores del fascismo italiano permitió la participación de otros partidos políticos, también enumera diferente característica del fascismo que émula Perón como el valor al orden jerárquico y disciplina. Y por último que el peronismo es un producto de las perturbaciones acumuladas a partir del 1930. Una vez presentada las tres hipótesis, Carlos Fayt muestra a diferentes autores como Gino Germani, José Luis Romero, Torcuato Di Tella entre otros. El texto Naturaleza del Peronismo nos van demostrando las diferentes opiniones que tiene los autores  sobre el peronismo. En el libro se presentan defensores y detractores de Perón y su ideología; como Alfredo Galletti que dice que el peronismo es una dictadura de corte totalitario o Alberto Belloni acusa a los partidos de izquierda de empujar a la clase obrera al peronismo.
El texto de Alberto Ciria trata de estudiar no al peronismo en particular si no el de entender desde que perspectiva ideológica enfocan los diferentes estudiosos de el movimiento justicialista. Es decir que las distintas interpretaciones se da a partir de la ideología de los escritores. Un análisis marxista describiría a Perón como un líder Bonapartista, la adopción de un modelo nazi-fascista se daría por una mirada liberal, socialdemócrata o comunista que era propio del periodo de pos-guerra. El Autor se detiene analizar los modelos bonapartista y populista, con el fin de dilucidar que modelo se apega más a lo que fue el peronismo.
Fermín Chávez en el libro Perón y el justicialismo  nos relata algunos de sus viajes, como cuando fue agregado militar en Chile, o su participación en el GOU y en las diferentes secretarias que encabezo en el Estado Argentino. A su vez el autor nos muestras los diferente intelectuales que influyeron en la ideología del futuro presidente de la Argentina, como Jacques Maritain con su impronta cristiana y sentimiento anticomunista o el germano Comar von der Gotz donde el general Perón se hace con dos idas centrales, una “El interior es la fuente de las fuerzas del ejercito” y la otra “La política es el destino”.
Como vemos los tres autores nos dan diferentes miradas sobre Perón Fayt nos muestras la visión de distintos autores, Cira analiza los paradigma que los escritores analizan al peronismo y Chávez nos muestra las influencia ideológicas que tuvo el general. 



Bibliografía:

  • Chávez, Fermín, "Perón y el Justicialismo".
  • Chávez, Fermín y otros, "Historia Argentina" -tomo 14, El Justicialismo y tomo 5, El Antiperonismo (I° parte, La caída de Perón)
  • Ciria, Alberto; "Perón y el Justicialismo".
  • Fayt, Carlos; Naturaleza del Justicialismo".
  • Gerchunoff y Antunez, "De la bonanza peronista a la crisis de desarrollo".
  • Romero, Luis Alberto; Breve Historia Contemporánea de la Argentina Moderna; cap. 4
  • Farrell G., Iglesia y el pueblo en la Argentina, cap. 4.
  • Rapoport y Spiguel, "EEUU y el peronismo. La política norteamericana en Argentina 1949-1955. Caps. 4-5-6.
  • Escudé, "Gran Bretaña, EEUU y la declinación argentina. 1942-1949.
     




Argentina 1930-1945

El pacto Roca-Ruciman
Debido a la crisis económica que atraviesa el modelo capitalista a partir de 1929, se genera en todos los países una política proteccionista mas allá de su grado de influencia dentro del mercado mundial, ya que como se menciono anteriormente la crisis afecta al sistema capitalista en general por ende en todos los países afecta en menor o mayor medida la crisis.
El imperio británico para enfrentar la crisis se reúne en la conferencia de Ottawa, donde se firman acuerdos entre Gran Bretaña y sus dominios.
El propósito perseguido por este “proteccionismo imperial” era conseguir un intercambio mayor entre el Reino Unido y sus colonias, mantener la estabilidad de los precios y establecer restricciones a las importaciones de países que no formen parte de la Commonwealth.
En esta conferencia el Reino Unido se compromete a limitar la importación de carnes bovina y trigo, y privilegiar el comercio con sus dominios.
Esto genera un gran problema en Argentina ya que exportaba a Gran Bretaña el 99% de “chilled” (carne enfriada).
El gobierno de Justo aplica la “nueva política comercial” para encarar la crisis económica, la misma tiene como objetivo el acrecentar la intervención del estado con el objetivo de regular el comercio exterior, dentro del sistema mundial de la economía dirigida.
Se inicia la práctica del bilateralismo en sustitución del tradicional librecambismo, apoyado en la cláusula de nación mas favorecida por los convenios bilaterales en base a cláusulas de preferencias.
La ingerencia del estado en nuestro comercio internacional se exterioriza por primera vez en el convenio “Roca-Runciman”.
Esta convención tiene como objetivo fundamental mantener el porcentaje de exportación de carnes congeladas  al imperio británico de antes de la crisis, también el establecimiento de un sistema automático que compensara las divisas provenientes de las exportaciones argentinas la reino unido con los pagos de las importaciones inglesas y los réditos de los grandes capitales radicados en el país.
Pero su característica más importante es la determinación de complementar por su intermedio la economía industrializada de Inglaterra.
Las tratativas se desarrollaron durante tres meses del año 1933, y fueron realizadas por la embajada Argentina encabezada por el vicepresidente Julio Argentino Roca (h), con el ministro de comercio ingles, Walter Runciman.
La principal base de negociación para la delegación Argentina residía en el grave problema que para Inglaterra suponía las grandes sumas  provenientes de los réditos de sus capitales en la Argentina, y que por el sistema de cambios vigente se encontraban bloqueados, el monto era de alrededor de 150 millones de pesos.
Gran Bretaña pretendía movilizar sus capitales y obtener la garantía de no volverían a ser nuevamente bloqueados por la comisión de cambios Argentina.
Argentina necesitaba que a pesar de los acuerdos de Ottawa, se le garantice la colocación en el mercado británico de las carnes congeladas.
En suma lo que Argentina podía lograr de Gran Bretaña en carnes dependía de lo que cediera en cambios, o viceversa.
El gobierno Argentino como resultado negociación logro mantener la cantidad de carnes exportable al reino unido, pero no logro otro de los objetivos que era aumentar la participación de los productores locales en el control de las exportaciones, para negociar en mejores términos con los frigoríficos (en su mayoría ingleses).
El tratado firmado, limito al 15% el cupo que podría ser manejado por frigoríficos nacionales, entre los cuales se preveía que podría existir uno de tipo cooperativo sin fines de lucro.
Gran bretaña por su parte, se aseguro que la totalidad de las libras generadas por este comercio se emplearan en la propia Gran Bretaña, básicamente en el pago de la deuda, importación de carbón, material ferroviario o textiles (para los que se establecía un tratamiento arancelario preferencial) y en la remisión de utilidades para empresas británicas.
A la vez estipulaba un “tratamiento benévolo” para esas empresas esto significaba    
Que el estado se comprometía a aumentar las ventajas monopólicas y dilatar su inminente deterioro de empresas (mayormente ferroviarias y de transporte urbano) en crisis debido a la competencia que existía en lo referido al transporte automotor, el “tratamiento preferencial” protegía a empresas de capital británico que habían dejado de ser rentables y que no habían hecho las inversiones necesarias para mantener su peso.
Se trata sin dudas de una gran victoria para los británicos ya que a cambio de mantener la participación argentina en el mercado de las carnes (negocio donde los empresarios británicos eran socios principales)  se aseguraban el cobro de los servicios de sus antiguas inversiones y el control de partes significativas de un mercado interno amenazado.

El conflicto entre EE.UU. y Argentina en el periodo. ¿A que intereses respondía el neutralismo?

El Estallido de la Segunda Guerra Mundial, según Mario Rapoport dio a Estados Unidos una situación inmejorable para consolidar el denominado “sistema panamericano”, objetivo principal de la política del “buen vecino” inaugurado por el presidente Roosevelt. El golpe de Estado de 1943 tomo por sorpresa al gobierno estadounidense. El Departamento de Estado no confiaba en los políticos conservadores de Argentina, que tenían políticas opuestas en los planes continentales de EE.UU.
El Gobierno norteamericano reaccionó de forma positiva al golpe del 43, creyendo que los nuevos gobernantes del país acabarían con la política neutralista, “antinorteamericana” y “pro-totalitarias”.
El presidente Ramírez y el ministro de Relaciones Exteriores, Stoni declararon que el gobierno militar respetaría los pactos existentes e iniciarían una política de solidaridad interamericana. Estados Unidos llamo a una reunión a los países latinoamericanos para decidir la actitud que iban a tomar frente a la nueva situación argentina, no hubo divergencia de opinión en cuanto a reconocer al nuevo gobierno de facto.
Cordell Hull dio instrucciones al embajador de Estados Unidos en Buenos Aires para que hiciera conocer al nuevo gobierno las medidas que debía adoptar si quería obtener la buena voluntad del gobierno norteamericano. Uno de los puntos centrales era la ruptura diplomática por parte de Argentina con el Eje. El secretario de estado se negó a recibir a una misión especial enviada a Washington encabezada por el general Rawson, gesto que contribuyo a enfriar las relacione de Argentina con el País del Norte, y ayudo a que el gobierno no accediera a los requerimientos de Hull. En Julio el ministro de Relaciones Exteriores informo al embajador que los nacionalistas ganaban posición dentro del gobierno y se hacia casi imposible que el gobierno Argentino rompa con el Eje. Esto provoco la furia del gobierno norteamericano, que denuncio actividad nazi en Argentina y que el gobierno no cumplía con las medidas tendientes a contrarrestar esas actividades, medidas que se formularon el la Conferencia de Río. Estados Unidos negó al país de proveerlo con armas dando el argumento de que el equilibrio naval y militar entre las republicas del continente resultaba incompatible con la doctrina interamericana de arreglo pacifico de los conflictos internacionales. El secretario de Estado no era sincero ya que los norteamericanos seguían armando activamente a Brasil.
Los diplomáticos estadounidenses expresaban que el régimen militar Argentino  era una dictadura “nazi-nacionalista” y antinorteamericana, que trataba de formar un bloque contrario a Estados Unidos al Sur del continente. En diciembre de 1943 se produce un Golpe de Estado en Bolivia y el Departamento de Estado acuso al gobierno argentino de apoyar a este movimiento ya que el presidente destituido era pro-norteamericano.
Es a partir de este hecho que el gobierno militar Argentino decide romper relaciones diplomáticas con el Eje. Pero esta medida tomada, según Hull no mejoro las relaciones entre ambos países, sino que provoco la caída de Ramírez e instalo un gobierno Pro-Eje y antinorteamericano.
El Departamento de Estado decidió no reconocer al gobierno militar de Farrell, a pesar de las declaraciones de este ultimo, que decía que no cambiaria Argentina las políticas exteriores, en marzo de 1944 Perón envío un emisario a EE.UU.  con el fin de realizar una reunión secreta, con el fin de discutir la situación existente entre los dos países, requerimiento que el gobierno estadounidense se negó con el argumento de que no reconocía a las nuevas autoridades argentinas.
En junio Perón en la Universidad de la Plata pronuncia un discurso sobre la “Defensa Nacional” y el Departamento de Estado la compara con las proclamas de Mussolini, provocando el retiro de su embajador en Argentina y cortando toda relación entre ambas naciones. El discurso dado por el General tenía un tono nacionalista y decía en el; que no se esperase ayuda extranjera para el equipamiento de las Fuerzas Armadas y es necesario producirlas en el país. La prensa opositora al régimen ligada a la elite tradicional reacciono a favor del discurso de Perón y critica duramente la actitud de Washington. Hasta noviembre de 1944 las políticas del Cordell Hull se centraron en intentar derrocar al régimen militar argentino. El no reconocimiento al nuevo gobierno militar y las declaraciones publicas en contra de este, no fueron suficientes para los Estados Unido, sino que también congelaron fondos Argentinos depositados en Washington, prohibió a barcos norteamericanos  que anclaran en los puerto argentinos y presionando a Gran Bretaña a reducir el comercio con Argentina.
El aislamiento diplomático del país fue total ya que por presión de los Estados Unidos las demás naciones americanas y Gran Bretaña retiraron sus embajadores de Buenos Aires.
En octubre el régimen militar con el fin de salir del aislamiento realiza una Conferencia Interamericana, para tratar el caso de Argentina, el Departamento de Estado encabezado por Hull se opone a esta iniciativa pero Summer Welles considera que el pedido de la Nación del Sur es legítimo. A fines de 1944 Hull renuncia a su cargo y el ve que hay una creciente oposición a las políticas que El Departamento de Estado tenia respecto a Argentina ya que los intereses de capitales norteamericanos eran muchos.
Pero aun así durante la guerra y el temprano periodo de Posguerra, los EE.UU. boicotearon todas las negociaciones anglo-argentinas, como los contratos a largos plazo de carne y semilla de lino.
Según Carlos Escude Un boicot económico encubierto e ilegal, contrario a las políticas oficiales de los Estados Unidos, continúo a través de las operaciones de la Administración para la Cooperación Económica (ECA), que estaba a cargo del programa de Recuperación Europea (ERP). Desde el principio, la ECA adopto una política para prevenir las compras europeas con dólares del plan Marshall en Argentina.
El boicot de la economía Argentina comenzó en febrero de 1942 y continuaría hasta 1949. Durante los años de guerra, el esfuerzo se concentro en privar a Argentina de muchas provisiones vitales, que al caer las economías francesas e inglesas, los Estados Unidos se habían convertido en la única fuente. Se rechazaron licencias para le exportación a Argentina de maquinaria de acero, piezas de repuesto y material rodante para ferrocarriles, productos químicos, etc.  Esto se complemento con la continua interferencia estadounidense en el comercio de Argentina en Latinoamérica, destinado a prevenir la exportación de caucho boliviano y brasilero, estaño y quinina bolivianos y cobre chileno.







Argentina 1916-1930

El rol del Estado sobre la industria frigorífica

La aparición del capital norteamericano en la industria de la carne en 1907 rompió con el monopolio anglo-argentino de los primitivos frigoríficos e impuso, a través de la competencia una extraordinaria valoración del ganado.
La guerra impuso condiciones que los productores argentinos enfrentaron exitosamente, pero ese mismo éxito llevó a los problemas de posguerra. Durante la guerra había caído la exportación de granos y carne enfriada y había crecido la exportación de carne congelada. Como consecuencia, el stock vacuno creció, en detrimento del área sembrada y varió la composición de ese stock, debido al tipo de vacuno demandado. El reajuste a las nuevas condiciones de la posguerra produjo una crisis en la ganadería. Las exportaciones de carne congelada crecieron a causa de la guerra y alcanzaron su pico en 1918 y 1919. Durante la década de 1920 sufrieron altibajos, pero la tendencia fue declinante. Solamente en 1920-1921 y 1926-1927 el valor de las exportaciones de carne congelada superó al de la carne enfriada. A pesar de la importancia de las exportaciones de carnes, durante la década de 1920 el valor de las exportaciones de carne vacuna congelada y enfriada fue inferior (excepto en 1921) al valor conjunto de las exportaciones de lana y cueros.
Cabe señalar que el comercio de carnes mantuvo en la década de 1920 su anterior estructura oligopólica. En 1923, las firmas norteamericanas controlaban el 51,95% de las exportaciones totales de carne; entre las británicas, solamente Vestey Bros controlaba el 25,61% de las exportaciones; mientras que firmas independientes, entre ellas Sansinena, controlaban el 22,4% restante. Estos porcentajes muestran claramente que una poca significativa fracción de las exportaciones de carne estuvo en manos de compañías argentinas. 1925-1927, los frigoríficos norteamericanos ganaron aún mayor ventaja sobre sus competidores. A pesar de que el Reino Unido era el principal destino de las exportaciones agropecuarias argentinas, las compañías británicas no tuvieron una participación equivalente en ese comercio. Los productores de carnes tuvieron una débil posición frente a las compañías exportadoras. Las quejas de los primeros estaban dirigidas contra las grandes compañías extranjeras, por sus métodos de comercialización y clasificación de las carnes. En 1923, haciéndose eco de esas quejas, el gobierno introdujo una serie de reformas en la comercialización de carnes, consistentes en la represión de los trusts, la creación de un frigorífico nacional y la supervisión estatal del comercio de carne, incluyendo la fijación de precios mínimos para la carne. Los empresarios de los frigoríficos creían que estas medidas no solucionarían la crisis ganadera, por lo que propusieron medidas alternativas, tales como reducciones de impuestos, disminución de los costos de producción, mejoramiento de los rebaños e intervención mínima del Estado, limitada al apoyo en la conquista de nuevos mercados externos para la carne. Las medidas propuestas por los frigoríficos contaban con el favor de los grandes estancieros e invernadores, mientras que los pequeños productores y los criadores estaban de acuerdo con las medidas del gobierno. De todas las medidas del gobierno, la de precios mínimos era la que más disgusto daba a los empresarios de los frigoríficos. Estos pensaban que de ese modo la carne argentina quedaría excluida del mercado británico, debido a que los sectores sociales de ingresos bajos y medios no podrían absorber el aumento de precios. Los empresarios de los frigoríficos sostenían que si eso sucedía sus compras de ganado disminuirían, comprando sólo a clientes especiales, o podrían suspender sus operaciones. A pesar de su enorme poder económico, los dueños de los frigoríficos no contaron con aliados externos en Washington o Londres. Aunque hubo presiones en tal sentido, no existen pruebas concretas de la ayuda diplomática de los gobiernos británico y norteamericano en ayuda de los frigoríficos. Por el contrario, las autoridades británicas se negaron a intervenir en favor de los frigoríficos. Estos obtuvieron el apoyo de aliados internos, tales como la prensa de lengua inglesa (Buenos Aires Herald y Review of the River Plate). Los frigoríficos no pudieron impedir la aprobación de la reforma, pero suspendiendo sus operaciones por tres semanas lograron que el control de precios fuese eliminado.     Entre abril de 1925 y octubre de 1927, que se resolvió como en los conflictos anteriores en favor de los frigoríficos norteamericanos. El prólogo del conflicto de los frigorificos comenzó en enero de 1925, cuando la firma Smithfield & Argentine, de propiedad británica, aprovechando el retiro de Sansinena del pool frigorífico, anunció la ampliación de su planta y pidió un incremento de su cuota. A su vez, la norteamericana Swift decidía la construcción de una nueva planta en Rosario y también solicitaba el aumento de su cuota. Por su parte, la poderosa firma británica Vestey construía enormes plantas congeladoras en Dock Sur para oponerse a la norteamericana Swift en Rosario. A pesar de las pérdidas, las batallas entre  los frigoríficos continuaron hasta octubre de 1927, fecha de la Tercera Conferencia de Fletes, en la cual los empresarios de los frigoríficos llegaron al siguiente acuerdo de cuotas de embarque: frigoríficos norteamericanos, 54,9%; británicos, 35,1% y argentinos, 10%.Las consecuencias más evidentes de la de este conflicto de carnes fueron el afianzamiento de la presencia norteamericana y la concentración del comercio de carnes en manos de tres grandes empresas: las norteamericanas Swift y Armour y la británica Vestey.  Los frigoríficos argentinos vieron reducirse todavía más su cuota de participación y terminaron incorporándose al bando norteamericano o al británico como aliados secundarios. Los conflictos anteriores de la  carne habían beneficiado a los ganaderos argentinos, ya que produjeron un aumento del precio del ganado. El problema de los frigoríficos de 1925-1927 produjo un aumento del 12,2% en el precio del ganado, pero, como el valor promedio mensual de las ventas descendió más del 10%, el beneficio no fue tan marcado. La declinación de las compras de carne por los frigoríficos se acentuó con posterioridad al final  de estos conflictos, ya que se vieron obligados a limitar sus exportaciones. Asimismo, el cierre del mercado norteamericano para las carnes argentinas por razones sanitarias en 1926 hizo temer la posibilidad de que el Reino Unido siguiera el mismo camino. Los ganaderos comenzaron a preocuparse por retener el mercado británico. El gobierno de Alvear, receptivo a los intereses ganaderos, aceptando las recomendaciones formuladas por el Ministerio de Agricultura y Pesca de Gran Bretaña, decretó medidas sanitarias suplementarias en 1927 y 1928.
En 1928 tres miembros del Parlamento británico de visita en la Argentina criticaron las regulaciones sanitarias norteamericanas, contrastándolas con el más benévolo tratamiento dado por Gran Bretaña a las exportaciones de carne argentina. Los parlamentarios dieron el primer paso en la búsqueda de un tratado comercial preferencial de la Argentina hacia los productos del Reino Unido, pidiéndoles a las autoridades argentinas que renunciaran a todos sus tratados comerciales con otros países. Tras esto, sugerían, la Argentina sólo debía firmar nuevos tratados con la cláusula de nación más favorecida con los países que no discriminaran, por razones arancelarias o sanitarias, contra sus exportaciones. Los parlamentarios pidieron además un 10% de reducción en las tarifas sobre las manufacturas británicas.
En realidad, el blanco de las sugerencias de los parlamentarios británicos era Estados Unidos, que quedaría excluido de los nuevos tratados comerciales si no cambiaba sus regulaciones sanitarias. En ese sentido, en enero de 1929 se formó en Buenos Aires un Comité Anglo-Argentino que, junto con un comité similar en Londres, tendría por objetivo eliminar intermediarios y bajar los precios de las manufacturas británicas en el mercado argentino, para competir más efectivamente en él con las manufacturas norteamericanas. Cabe aclarar que la Cámara de Comercio Británica en Buenos Aires no creía que se pudiesen obtener medidas significativas del gobierno argentino para incrementar las compras a Gran Bretaña, ya que sus esfuerzos en tal sentido, realizados en 1926, habían fracasado. Sin embargo, el Tratado Oyhanarte-D’Abernon, firmado en septiembre de 1929, obligaba al gobierno argentino a comprar 9 millones de libras esterlinas en equipos para los ferrocarriles estatales a cambio de las seguridades británicas de compra de un monto equivalente de productos agropecuarios. Es interesante destacar que desde la perspectiva británica, "la misión D’Abernon había sido un fracaso", mientras que, desde la perspectiva argentina, lo fue mucho menos. No hubo cambios sustantivos en la política comercial argentina: los aranceles no fueron modificados y las carnes argentinas siguieron exportándose a Gran Bretaña. La enorme cobertura de las negociaciones D’Abernon por la prensa británica, sin embargo, fue un elemento que favoreció la imagen de Yrigoyen en Londres y renovó la confianza de los inversores británicos hacia el mercado argentino. El carácter bilateral de las conversaciones y su descarada apariencia pro-británica sirvió como una advertencia a Estados Unidos, cuyo gobierno tuvo en esos momentos la intención de introducir nuevas tarifas aduaneras que habrían restringido aún más las exportaciones argentinas. El tratado, visto desde esta perspectiva, fue una hábil jugada de Yrigoyen, que le permitió al gobierno argentino ganar tiempo en su enfrentamiento con el creciente Movimiento de Preferencia Imperial. La caída de Yrigoyen y la política más proteccionista de las nuevas autoridades argentinas provocó un vívido debate en la Cámara de Comercio Británica acerca del futuro de las empresas del Reino Unido en el Río de la Plata. Los representantes de la industria británica en la Argentina, en cambio, tomaron distancia de la postura de los importadores, argumentando que las tarifas protectoras argentinas habrían de crear oportunidades para el surgimiento de nuevas compañías, "como ramales de una compañía madre en Gran Bretaña, o como unidades individuales". Tales industrias habrían de emplear capital, maquinaria, accesorios y personal técnico británicos. Tras la caída de Yrigoyen, la depresión, el aparente triunfo de la filosofía de la Preferencia Imperial en Ottawa en 1932, y la imposición por el gobierno argentino de tarifas protectoras y del control de cambios presentaron nuevos problemas a las relaciones económicas entre la Argentina y Gran Bretaña, que requirieron un nuevo acuerdo bilateral. Como resultado de estas negociaciones bilaterales, se firmó en 1933 el Tratado Roca-Runciman.
















Los encuentros y desencuentros con EE.UU. Entre 1914 y 1930

Yrigoyen defendió la neutralidad, distanciándolo de EEUU, y reafirmó una postura nacionalista y anti-norteamericanista, preocupándose por la conservación de los valores culturales propios y la defensa de la soberanía territorial ante el avance de la influencia de EEUU en América Latina.
Los dirigentes argentinos se habían propuesto a aumentar el comercio bilateral. Quería que EE.UU. aumentara su capital en Argentina. Pero los inversores norteamericanos se mostraron reticentes en invertir en el país (más en el sector industrial). Durante los años de la guerra los frigoríficos EE.UU. se habían expandido y consolidados.
Hacia 1917 numerosos empresas norteamericanas operaban en Argentina, pero lo hacían a través de filiales o agentes locales.
En los años 20´ Ford Motor Company estableció varias plantas de montajes. Por medio de Standard Oil y California los EE.UU. trato de defender los intereses petroleros en la Argentina.
A mediados de los años veinte las inversiones de capital yanqui se hizo más intenso en el país. Hacia 1928 los intereses norteamericanos se volcaron en las empresas de servicios públicos.
En lo que respecta al petróleo el Departamento de Estado Norteamericano presto un especial interés ya que sobre la Patagonia argentina también se volcaba los intereses británicos sobre los yacimientos de petróleo. Las compañías estadounidenses fueron las primeras en explotar los campos petroleros de la Argentina.
Washington puso su apoyo a las empresas americanas para que negociaran las concesiones de los recursos de Noroeste Argentino.
Es a partir de esto que el gobierno Argentino se vio en la necesidad de salvaguardar las riquezas petrolíferas. Yrigoyen impone restricciones en el tamaño de las tierras dadas a concesión.
EE.UU. sostiene que el monopolio Estatal del petróleo Argentino violaría el principio de la reciprocidad y excluiría los capitales norteamericanos y reduciría el flujo comercial entre estas dos naciones. El gobierno Radical promulgo, a pesar de las protesta de los Estados Unidos, la ley que impulso a la creación de Y.P.F.
Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, y especialmente a lo largo de la década de 1920, se fue configurando una relación entre la Argentina, Gran Bretaña y Estados Unidos, caracterizada por corrientes comerciales con sentido predominantemente unidireccional. Esto se debía, por un lado, a que los productos agropecuarios argentinos competían con los de Estados Unidos y, por otro, a que la industria británica ya no podía satisfacer toda la demanda de la Argentina. Como consecuencia, la Argentina tuvo una balanza comercial favorable con el Reino Unido y desfavorable con los Estados Unidos.
Las características asumidas por el comercio exterior de la Argentina con Gran Bretaña y Estados Unidos originaron paralelos desequilibrios en el transporte marítimo y en los movimientos de capitales. En cuanto al transporte marítimo, debe señalarse que la escasa disponibilidad de cargas de retorno hacia los Estados Unidos estimuló la dependencia argentina de la flota mercante británica. Sin amenazar todavía la preeminencia británica, desde fines del siglo pasado hasta 1914 se produjo un aumento de las importaciones desde Estados Unidos.
A causa de la guerra se produjo un notable incremento de las importaciones desde Estados Unidos, que entre 1916 y 1921 fue el principal abastecedor de la Argentina..
Al mismo tiempo, durante la década de 1920 Gran Bretaña mantuvo su posición como la principal compradora de productos argentinos. Cabe recordar que el mercado británico era crucial para las carnes argentinas, debido a que en 1926 Estados Unidos prohibió la importación de carne congelada argentina por razones sanitarias. Los británicos tomaron seriamente el riesgo de infección proveniente de las carnes importadas, dado el alto costo de la erradicación de la fiebre aftosa. La diferencia entre la actitud norteamericana y la británica, se debió, sin embargo, a que Estados Unidos no necesitaba de la carne argentina, por lo que podía responder de manera drástica al problema sanitario planteado por la carne importada. Al considerar el embargo norteamericano exclusivamente como una manifestación de proteccionismo, los productores y autoridades argentinos colocaron al país en una posición comercial débil, ya que en lugar de adoptar severas medidas sanitarias para evitar o mitigar el embargo apostaron al mercado británico. 




Semana Tragica



Bibliografía

  • Harold, Peterson, La Argentina y los EE.UU. 1810-1920, Bs. As EUDEBA 1970

  • Romero, Luis Alberto, Breve Historia Contemporánea de la Argentina Moderna.

  • Canoti, Marta, Yrigoyen la causa contra el régimen.

  • Ferrer, Aldo, La economía Argentina, La economía agroexportadora



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