Centenario



Centenario de La Revolución de Mayo



OBJETIVO DE LA INVESTIGACIÓN. JUSTIFICACIÓN.

  Como hemos detallado en la carátula, el título de nuestra investigación es “El Centenario de Mayo en la memoria de los argentinos”.
  En este contexto de fiesta para la clase dominante, el gobierno de Figueroa Alcorta preparaba los festejos de la Patria, mientras que la clase trabajadora preparaba una serie de acciones con el fin de boicotear esos festejos. Este será el objetivo de nuestra investigación: indagar acerca de las distintas protestas llevadas adelante por las organizaciones obreras con el fin de boicotear los festejos durante la semana de Mayo, las consecuencias de ello en las dos clases antagónicas que fueron protagonistas de la época, su repercusión en el resto de la sociedad y de qué manera han sido instalados, esos sucesos, en la memoria de la sociedad argentina.
  Entendemos que la semana de Mayo de 1910 fue, en Buenos Aires, foco de una batalla simbólica. Por un lado, se encuentra el sector dominante, la élite que no solamente estaba en el gobierno, sino también cumplía un rol fundamental en la sociedad y en la economía de la época en el país; y por el otro, las organizaciones obreras más radicalizadas, aquellas que supieron forjarse a la luz de ideologías “exportadas” y arraigarse en un suelo que necesitaba de una organización y representación.
  En la elección del tema a investigar, teniendo en cuenta la cercanía del Bicentenario de Mayo de 1810, notamos que los sucesos del Centenario de Mayo no eran parte de la memoria colectiva. Investigando el material existente sobre el período, nos encontramos con una falencia de información sobre el conflicto social desatado durante la Semana de Mayo de 1910. Si bien, los distintos historiadores e investigadores que se abocaron al estudio de dicho tema, presentan posiciones críticas a favor y en contra de los mismos, no hay un análisis que determine cuáles fueron las reales consecuencias de estos hechos. Es aquí donde se tratará de construir mediante un análisis del material bibliográfico, periodístico y de las fuentes documentadas actuales y de la época, tanto los criterios que justificaron los actos oficiales, que excluía a gran parte de la sociedad; como las distintas protestas (una huelga general, un apagón en la Rural durante el acto de Inauguración de la Semana de Mayo, etc.) llevadas adelante por los sectores obreros organizados repudiando este accionar, ya que entendían que los sectores oprimidos eran desplazados, o bien, directamente ignorados durante estos actos, dirigidos especialmente al sector dominante de la sociedad y como una “imagen” hacia afuera de paz, orden y progreso; o como fue definida por los medios “Buenos Aires, la París de América”.

DELIMITACIÓN DEL CAMPO. TEMA, UBICACIÓN TEMPORAL- ESPACIAL, ALCANCE, ETC.

  Como explicaremos más adelante, el contexto histórico de 1910, estaba forjado sobre la base ideológica de un Estado en manos de una oligarquía, en contraposición a ello, la organización de las masas obreras como voz y protagonistas de aquellos excluidos del proyecto oligárquico de país. El recorte histórico que optamos para la Investigación, será analizado bajo un eje político y social principalmente, sin dejar de tener en cuenta las consecuencias de esto en los campos económico y mental[1].
  El tema a tratar serán los acontecimientos ocurridos durante la Semana de Mayo de 1910, cuando se preparaban los festejos por el Centenario de la Revolución de Mayo en Buenos Aires, la puja entre las dos clases antagónicas que protagonizaron los hechos (la élite dominante y el sector obrero), sin dejar de tener en cuenta las posturas, ante los mismos, del resto de la sociedad.

MARCO HISTÓRICO EN EL QUE SE ENCUADRAN LOS HECHOS.

  El Centenario de la Revolución de Mayo transcurre durante el período de expansión del modelo agroexportador que la Argentina consolida desde 1880 hacia 1914. La economía internacional en este período se caracterizaba por la transferencia de recursos económicos en escala internacional de capital, trabajo e intercambio comercial. El continente americano absorbió el 97% de la migración intercontinental. Los cambios tecnológicos y organizacionales (en este período surge el taylorismo) se concretan en un marco de perturbaciones sociales por las bajas de salarios y la desocupación. Los sindicatos y reivindicaciones obreras se organizaron alrededor de nuevas ideologías (socialismo, anarquismo y corrientes sindicalistas propiamente dichas) que vinieron acompañadas de conflictos y huelgas.
  El proyecto del ’80, que se inicia con Roca, se basa en las ideas y criterios de modernización y reorganización del país desde una óptica liberal (en lo económico) gestada por la generación del ’37 (Sarmiento, Avellaneda, Vélez Sarsfield), pero que en el momento se correspondía con grupos de intereses y de poder. Este proyecto se caracterizaba porque concebía el desarrollo por medio de las “ventajas comparativas” (tierra en este caso). Argentina logra un gran crecimiento y desarrollo económico en este período en una alianza estratégica con Inglaterra.
  En lo político, siguiendo a Botana, había una República “abierta” (la reflejada en el preámbulo) y una “restrictiva” (enclaustrada en la estructura de poder): existía un “gobierno de electores” habilitados por la riqueza, la educación y el prestigio; en otras palabras, la oligarquía representada por el Partido Autonomista Nacional (P.A.N.), que por medio del fraude sistemático aseguraba el régimen. La permanencia de esta élite se fundamenta en la fuerte expansión económica del período y en que la población masculina era un 60% o 70% extranjera. La legislación había favorecido la inserción de los inmigrantes en la estructura económica pero no en la política (referente a la ciudadanía).
  La oposición a los conservadores surgió de un desmembramiento de la élite dirigente. La Unión Cívica surge como coalición de fuerzas opositoras, cuya ala más radicalizada era liderada por Alem (luego Yrigoyen lo sucedería), centrando el flanco de sus críticas en el campo político institucional. De todos modos, ninguna de las manifestaciones violentas contra el orden conservador (crisis de 1890, revueltas radicales de 1893 y 1905, huelgas obreras o movimientos agrarios) cuestionó profundamente las políticas económicas liberales. Esta sociedad con claroscuros y tensiones, elegía al radicalismo y al socialismo como su legítima alternativa al régimen conservador. Se buscaba la inclusión en prácticas ciudadanas democráticas, concretadas en la Ley Sáenz Peña de 1912. Anarquismo y socialismo, junto al sindicalismo revolucionario, representaron las tendencias ideológicas de un gran sector del mundo laboral.
  Quienes tomaron las riendas de las reivindicaciones obreras, fueron los Anarquistas desempeñando un importante rol desde fines de siglo, dirigiendo la Federación Obrera Argentina (FOA- FORA desde 1905) junto con la C.O.R.A., quien llamó a huelga general el 04 de abril de 1910. Crearon una significativa cantidad de centros y círculos culturales, editaron periódicos, folletos, libros, etc., impulsaron las escuelas libres y racionales y actuaron en la organización territorial de los inquilinatos.[2] En 1910, después del accionar durante los festejos del Centenario, la F.O.R.A. tuvo una actuación relevante en la política argentina: como en La Semana Trágica de 1919 y en las huelgas obreras de la Patagonia en 1921-1922.
  La FORA del V Congreso siguió actuando luego del golpe de estado de 1930, aunque cada vez con menor presencia. El último gran conflicto impulsado por esta organización fue la huelga de los obreros portuarios de 1956, que alcanzó seis meses de duración. Sin embargo, nunca fue disuelta, y aún en el presente sigue reuniendo a militantes individuales y algunas sociedades de resistencia[] a pesar de que en la Argentina existe una legislación laboral que excluye a los sindicatos minoritarios y de oficios varios. (Como vocero no oficial de la FORA, aunque manteniendo independencia de la organización, estaba el famoso periódico anarquista La Protesta, dirigido por Diego Abad de Santillán y Emilio López Arango, que llegó a tener un tiraje de 60.000 ejemplares).
  El atractivo que el anarquismo podía ejercer entre los trabajadores fue captado por los sectores reformistas de los grupos gobernantes, contribuyendo involuntariamente a impulsar el reformismo. La puja entre la incipiente clase obrera con los patrones y el Estado fue muchas veces violenta. El festejo del Centenario puede percibirse, entre otras lecturas, como una batalla simbólica culminante encarada por los grupos dominantes en contra de los sectores políticos más radicalizados (subrayado nuestro).
  El tema se centrará en los diferentes acontecimientos en 1910, cuando el gobierno de Alcorta se dispone a evocar la Semana de Mayo, convirtiendo a Buenos Aires en un gran escenario, con avenidas iluminadas, espléndidos edificios públicos, tiendas y palacios, que impresionaban a distinguidos viajeros que escudriñaron a los argentinos y sus contradictorios paisajes. Con la ansiedad propia del suceso, se esperaba representar una tradición nacional y una identidad ciudadana, se unía el modelo de la élite gobernante desde 1880 y la obra colectiva de una comunidad argentinizada desde sus múltiples orígenes. Representaciones diplomáticas, económicas, culturales y étnicas, preferentemente de las colectividades española, italiana y francesa, fueron testigos de una realidad silenciada.
  Bajo las luces de los festejos estallaron viejas y nuevas aspiraciones de sectores tradicionales y emergentes, que se ampliaron en renovadas ideas y políticas. Como hemos hecho mención, anarquismo, socialismo y sindicalismo revolucionario, eran las legítimas alternativas al régimen conservador. Estos sectores “ordenados” por la Ley de Residencia de 1902, posteriormente a la Semana de Mayo, la Ley de Defensa Social de junio de 1910 y el estado de sitio, fueron reprimidos, deportados o apresados. Su prensa fue silenciada y sus locales, clausurados, al ser calificados en esos tiempos del Centenario como un peligro para la nacionalidad.
  En 1910 se cumplía el primer centenario de la Revolución de Mayo y el gobierno organizó imponentes celebraciones, cuya parafernalia nacionalista causaron el rechazo de la mayor parte del movimiento obrero anarquista y socialista. El movimiento anarquista había adquirido tales proporciones que La Protesta incorporó a su edición matutina otro periódico vespertino, que se llamó La Batalla. En abril, se realizó el VIII Congreso de la FORA, reafirmando su posición antipolítica, es decir, argumentando que para ser delegado de sus organizaciones no se debía ejercer ningún cargo político. También se acordó brindar apoyo material y moral a Simón Radowitzky, detenido en el Penal de Ushuaia, destacando su “heroísmo y abnegación”. Era el momento de apogeo del anarquismo en Argentina y la confrontación se tornó inevitable. Si bien el acto del 1 de mayo transcurrió sin incidentes, pero como se temían acciones huelguísticas durante la semana de celebraciones inmediata al 25 de mayo, el gobierno se preparó para accionar. El día 18 de mayo los gremios socialistas de la Confederación Obrera Regional Argentina (CORA), la nueva denominación que adoptó la UGT, declararon la huelga general. La FORA amenazó con adherirse a la medida si el gobierno no accedía a las demandas obreras. El gobierno reaccionó inmediatamente, declarando el Estado de sitio el día 14 de mayo, deteniendo a los directores de La Batalla y La Protesta, al Consejo Federal de la FORA y el Comité Central de la CORA. Se organizaron manifestaciones nacionalistas anti-obreras, asaltando los locales anarquistas, socialistas y gremiales, y destrozando las redacciones de La Protesta y La Vanguardia. Las barriadas obreras reaccionaron a los ataques, y se produjeron muertos y heridos en ambos bandos, y aunque existieron sabotajes que empañaron los festejos, como el corte de la electricidad en los inicios del acto en la Sociedad Rural, finalmente el gobierno pudo cumplir con el programa de la celebración. La reacción gubernamental golpeó fuerte a los anarquistas, aprobando la "Ley de Defensa Social" y se suspendieron la libertad de imprenta, el derecho de manifestación, de asociación y de reunión. Se deportó al extranjero y se detuvo a centenares de militantes, trasladándolos al Penal de Ushuaia. El periódico La Protesta pasó a editarse temporalmente en Montevideo, pero pronto se comenzó a imprimir clandestinamente en Buenos Aires a mediados de 1911.

MARCO TEÓRICO. ESTADO DE LA CUESTIÓN.
 
  Para analizar el recorte histórico elegido en nuestra investigación utilizaremos bibliografía[3] que nos acerquen a las diferentes miradas y posiciones que, dicho recorte, ha suscitado: textos específicos que analizan el período, periódicos de la época, prensa y panfletos partidarios, documentos, actas, y todo aquello que nos aporte una visión de la realidad por sus protagonistas. Las distintas posturas presentan un panorama dispar de lo acontecido. Por un lado, encontramos la versión oficial de los hechos, que se contraponen a los planteados por la clase obrera. Pero también debemos tener en cuenta, la necesidad de un profundo análisis sobre esos hechos, que bien han sabido realizar los historiadores, periodistas o políticos durante el mismo y años después.
  Los diarios oficiales de la época reflejaban el sentimiento patriótico que intentan orientar a la sociedad hacia la idea hegemónica que pretende la clase dirigente, desacreditando el accionar obrero: “La juventud ha dado la nota más alta y honrosa de patriotismo recorriendo las calles en manifestación numerosa, entonando las inmortales estrofas del himno nacional, vivando entusiastamente a la Patria y sus héroes. Prestando, en una palabra, su valiosísimo concurso moral al gobierno obligando a salir airoso en la celebración del Centenario contra el torrente osado de los que se empeñan en su fracaso.”[4]
  El sector obrero exigía no sólo reivindicaciones que incluyeran a los trabajadores, sino también una política social que incluyera a los más desfavorecidos: educación, trabajo y salud eran las consignas que más se escuchaban en los Congresos de las diferentes organizaciones protagonistas de la época: “En abril, la C.O.R.A. decidió llamar a la huelga general: La única celebración que podemos hacer en las fiestas centenarias es que ellas sean el motivo para que se consagre la conquista de una libertad… ¡será así que la libertad se consagrará con más libertad (…) La huelga general estallará en vísperas del 25 de mayo, como un mentís a cuantas libertades quieren celebrarse y exhibirse al mundo civilizado.”[5]
  La lucha simbólica supone el enfrentamiento de identidades irreductibles que se amenazan mutuamente. La gesta revolucionaria de 1810 se revive a través de los conflictos de 1910: existe un bando, un grupo social, una clase identificada con la idea de Nación o Patria que tuvo origen en la Revolución de Mayo, pero también existe un movimiento obrero que amenaza la práctica social (las celebraciones) que constituyen esa identidad, este movimiento organizado y radicalizado pasa a ocupar simbólicamente la idea de subversión, de anti-orden, de anti-progreso, y es por ello que ambos encarnan la lucha de ideas antitéticas que se desata durante la Semana de Mayo de 1910.
  Otras fuentes que nos aportan datos significativos para la investigación son: el texto de Suriano en “Anarquistas...”,[6] donde hace referencia a la fiesta del centenario “(…) El festejo del Centenario puede percibirse, entre otras lecturas, como una batalla simbólica culminante encarada por los grupos dominantes en contra de los sectores políticos más radicalizados (…)”; y Diego Abad De Santillán en “La F.O.R.A….”[7] quien mencionando la fiesta del Centenario dice (…) “Las hojas clandestinas aparecieron a pesar de las dificultades, exhortando al pueblo a la lucha y a la resistencia. Estallaron algunos petardos, hubo choques sangrientos, muertos y heridos, interrupciones en las iluminaciones de las fiestas, sabotajes diversos (…)”.
  Observamos que estos autores y la prensa hacen hincapié en la dura batalla existente entre el gobierno y el sector obrero organizado, en ese análisis antagónico de la Semana de Mayo de 1910, dejando de lado la postura o el accionar de la sociedad. ¿Qué rol desempeñó el vecino, el obrero o el pequeño comerciante que no adhería a los sectores anteriormente mencionados? ¿Fue partícipe de esta lucha o simplemente fue un espectador? ¿Conocía fehacientemente los hechos sucedidos? Es aquí donde basaremos nuestro análisis, ya que encontramos una falencia de información que determine o analice las reales consecuencias de esos actos en la memoria de los argentinos, sobre todo, teniendo en cuenta la cercanía del Bicentenario.

PLANTEO DEL PROBLEMA.

  En el proceso de realización de la investigación, teniendo en cuenta la proximidad del Bicentenario de la Revolución de Mayo, nos preguntamos ¿cómo han sido los distintos actos conmemorativos en 1910? Fue de esta manera que nos acercamos al conflicto desatado por el sector obrero, que se organizaba (en lo que actualmente podría denominarse un “contra-acto”) para repudiar el accionar gubernamental, entendido en un proceso coyuntural de lucha por las reivindicaciones obreras, el reconocimiento de las distintas organizaciones, pero por sobre todo, las diferentes manifestaciones por parte de la F.O.R.A. en repudio a los festejos y la respuesta del gobierno. Dentro de este marco, ¿qué posición ha tomado el resto de la sociedad? La información oficial y partidaria sobre los hechos ¿plasmaba la realidad? ¿Estaba enterada el resto de la sociedad? ¿Qué papel protagonizaba durante estos hechos? ¿Cumplía un rol?, de ser así, ¿Por qué ese papel y no otro? Tomando las dimensiones de análisis en el cual está abocado el tema[8], nos presentan las diferentes realidades de la clase dominante, la clase obrera y el resto de la sociedad, protagonistas de la Semana de Mayo.
  Teniendo en cuenta estas distintas interpretaciones o paradigmas intentaremos delinear analizando dichas interpretaciones para un mayor acercamiento objetivo.
  Claro está, que esas diferencias nos ubican en un lugar perspectivo de una realidad como sujetos históricos. Así, se pondrá en debate las diferentes miradas y se refutará con los hechos reales ocurridos durante la Semana del Centenario.

FORMULACIÓN DE LA HIPÓTESIS

  Como bien recomiendan Moradiellos[9] y Eco[10], para una buena organización del trabajo de investigación, es necesaria la formulación de una hipótesis de trabajo que oriente la tarea. La misma podrá concluir en una afirmación o en una refutación, pero para lograr este objetivo, se debe realizar un exhaustivo análisis de los materiales con los que se trabajan.
  Teniendo en cuenta lo establecido en los ítems anteriores, nuestro trabajo se orienta hacia las luchas obreras durante la Semana de Mayo, como respuesta a una serie de actos oficiales organizados sólo para un sector social, que negaba las condiciones paupérrimas de trabajo y sociales, enmarcado en un proyecto de país que apuntaba al “orden y progreso”, en el cual un gran sector de la sociedad no estaba incluido. Por lo tanto, nuestra hipótesis de trabajo es: Las distintas manifestaciones realizadas por la F.O.R.A. durante la Semana del Centenario de 1910 fueron consecuencia de un proceso de lucha. Dentro de esta coyuntura nos queda indagar sobre el papel que protagonizó el resto de la sociedad, si su participación estaba orientada hacia alguna de estas dos clases antagónicas o simplemente se encontraba marginada y desinformada sobre este acontecer.
  Cuando nos referimos a una lucha simbólica, es porque entendemos que los anarquistas argentinos utilizaron una retórica combativa, a veces agresiva, y un arsenal simbólico (fiestas, banderas, etc.), que pretendía reforzar la construcción de una propuesta alternativa. La necesidad de un espacio de contención se llenaba, por una parte, a través de gremios para las reivindicaciones económicas y por otra parte a través de círculos y centros para el encuentro y sociabilidad. Los anarquistas ganaban las calles con sus banderas rojas y estandartes. En 1905 se prohibió el uso de la bandera roja, interpretada como símbolo de guerra y disociación, como parte de la política de exclusión con que el Estado responde a los anarquistas[11]. Esta lucha simbólica entre estos dos frentes se agravó a medida que se acercaba el Centenario de la Revolución de Mayo. La clase dirigente usó este evento con la intención de mostrar al mundo que Argentina era un país que nada tenía que envidiarle a sus pares de Europa. Por otro lado, el movimiento obrero se veía como los herederos de la Revolución de Mayo y utilizaron esta fecha para hacer oír al pueblo argentino y al mundo sus reivindicaciones: educación, trabajo y salud.

MÉTODOS Y TÉCNICAS DE CONTRASTACIÓN DE LA HIPÓTESIS.

  La hipótesis es la que da el origen a nuestra investigación. Teniendo presente nuestro objetivo y lo que esperamos demostrar, somos conciente que a medida que avancemos en la investigación y realicemos una contrastación de los datos empíricos de dichas fuentes y material historiográfico, puede sufrir una variante de modificaciones; esto será parte del proceso de indagación que nos aportará nuevas miradas y análisis de los mismos, a partir de la utilización del método hipotético-deductivo.

FUENTES.

  Si tomamos la definición de lo que es una fuente, todo aquello “(…) que procede de la creatividad humana, a cuyo través puede inferirse algo acerca de una determinada situación social en el tiempo”[12], para la realización de este trabajo tomaremos como fuentes directa el texto de Santillán, los archivos de la F.O.R.A. y los periódicos y revistas de la época (oficiales, Sarmiento, Caras y Caretas, La Nación, etc.; partidaria, La Vanguardia y La Batalla, entre otros; y todo material escrito o gráfico), disponibles en la hemeroteca. Como fuentes indirectas los textos de Suriano, Salas, Rock, López Arando- Santillán, a los cuales tuvimos acceso en las Bibliotecas Nacional, de la Universidad de Luján y en de la F.O.R.A. Todas estas son fuentes voluntarias que nos proporcionan el acercamiento historiográfico, como memoria histórica, de los sucesos a investigar. Como lo plantea Aróstegui “La fuente es la que ha constituido la memoria oficial de las sociedades. Es el reflejo del “imaginario” que los componentes de un grupo construyen, de su mentalidad e ideología (lo podemos comprobar con las diferentes publicaciones de diarios o revistas de un sector u otro). Es la que refleja, por tanto, el conflicto interno de toda sociedad.”[13]

RESULTADOS QUE SE ESPERA ALCANZAR

  Si bien en el primer trabajo de Aproximación, expusimos una orientación al tema elegido, junto con el recorrido por la Bibliotecas en busca de material historiográfico que nos acerque al recorte histórico elegido para nuestra investigación; en esta segunda etapa del trabajo, hemos encontrado diferentes realidades que nos han presentado varias propuestas para ser analizadas e investigadas. Una nueva mirada sobre los hechos nos aportó el material rastreado. El movimiento obrero organizado en 1910 presentó, de manera inquebrantable, una posición en contra de los festejos oficiales por el Centenario, justificado (desde su perspectiva) en el reconocimiento de las reivindicaciones que hacía tiempo reclamaban. El gobierno siguió adelante, transformando a Buenos Aires en el centro de lucha de intereses antagónicos, por un lado, y la París de América con sus luces, festejos e invitados especiales, por el otro, que lejos estaba de la realidad que se vivía en las calles porteñas.
  La F.O.R.A. toma los festejos del Centenario como una provocación y presenta un plan de lucha, violento y armado, para hacerse oír en todo el territorio argentino: “(…) si quieren guerra el día del Centenario hemos de conseguir la supresión de esa ley [de Residencia] o habrá agua en la fiesta. Habrá manifestaciones y habrá escándalo y si el genio de los héroes está presente en los mármoles habrá también revuelta”[14]; al cual el gobierno responde con más violencia y represión, puesto que no pretendía suspender los festejos y debía demostrar su fuerte consolidación como proyecto de país, no olvidemos que todas las miradas se centraban en Buenos Aires. Por otra parte, no podemos dejar de lado que nos encontramos en vísperas del Bicentenario y nuestra propuesta también se relaciona en este sentido, ya que consideramos importante reconocer qué papel ha jugado el resto de la sociedad en aquellos tiempos, es decir, si estaba al tanto de los acontecimientos que se sucedían, si participaban de los actos oficiales, qué posición tomaban frente a todos estos hechos protagonizados por ambos sectores; esto requiere un exhaustivo trabajo reconociendo qué nos ha legado la historiografía de aquella lucha, para así comprender la importancia de los mismos en la memoria argentina.


BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES, UTILIZADAS Y A UTILIZAR


  Para realizar la investigación, recurrimos a las fuentes que analizan el Centenario, estas son:
ü  CÁRDENAS, E. y POYA, C.; Camino a la democracia política; en Luna, Félix (Dir.), Memoria de la patria 1904-1910; Astrea; Bs. As.
ü  LOBATO, Mirta y SURIANO, Juan; La protesta social en la Argentina. Los conflictos sociales actuales, a partir de un análisis desde 1917;  Fondo de Cultura Económica; Bs. As.; 2003.
ü  LÓPEZ ARANDO, E. y SANTILLÁN, D. A.; El anarquismo en el movimiento obrero; Cosmos; Barcelona; 1925.
ü  ROCK, David; La construcción del Estado y los movimientos políticos en Argentina, 1860-1916; Prometeo Libros; Bs. As.; 2006.
ü  SALAS, Horacio; El Centenario: la Argentina en su época más gloriosa; Planeta; Bs. As.; 1966.
ü  SANTILLÁN, Diego Abad de; La F.O.R.A.: Ideología y trayectoria del movimiento obrero revolucionario en la Argentina. S/F.
ü  SURIANO, Juan; Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910; Introducción; Manantial; Bs.As.; 2004
ü  Diario La Batalla”, 04 de abril de 1910.
ü  Revista “Caras y Caretas”, 25 de mayo de 1910.
ü  Diario La Razón”, 25 de mayo de 1910.
  Teniendo en cuenta que la investigación se encuentra en proceso de realización, utilizaremos como complemento los diarios y revistas de la época; indagaremos en los Archivos de la Nación, los Archivos de la C.G.T.[15],  el Ce.DIn.Ci[16]. y los Archivos de la F.L.A[17].

PROPUESTA DEL ÍNDICE TENTATIVO PARA LA PRESENTACIÓN DE LA TESINA
  Como ya hemos mencionado en los ítems anteriores, los autores proponen para el trabajo de investigación, la realización de un índice (que seguramente no será el definitivo), que pueda estructurarnos y organizarnos de manera más ordenada, precisa y eficiente el trabajo.
  Consideramos que el Índice podría realizarse de la siguiente manera:

ÍNDICE

Introducción……………………………………………………………………….pág.

Contexto histórico………………………………………………………………….pág.
-¿Cómo llega Argentina a 1910? – Situación nacional -

Organización del Centenario……………………………………………………...pág.
–Los festejos oficiales de la clase dominante-

Organización del movimiento obrero……………………….................................pág.
 –Radicalismo; Socialismo; Sindicatos; C.O.R.A. (Confederación Obrera Regional Argentina); F.O.A. (Federación Obrera Argentina); La conformación de la FORA-
Semana de Mayo…………………………………………………………………..pág.
-Generadora de conflictos antagónicos-

Repercusión en los medios de comunicación…………………………………….pág.
-Análisis de las publicaciones en los diarios nacionales y en la prensa partidaria-

Cien años después…………………………………………………………………pág.

Conclusiones.............................................................................................................pág.

Bibliografía

ARÓSTEGUI, Julio; La Investigación Histórica. Teoría y Método. Crítica. Barcelona, 2001; Caps. 1, 4, 7 y 8.
CÁRDENAS, E. y POYA, C.; Camino a la democracia política; en Luna, Félix (Dir.), Memoria de la patria 1904-1910; Astrea; Bs. As.
ECO, Humberto; Cómo se hace una tesis; Gedisa; Barcelona; 1977.
KLIMOVSKY; Gregorio; Las desventuras del Conocimiento Científico. AZ Editora, 2001.
LOBATO, Mirta y SURIANO, Juan; La protesta social en la Argentina. Los conflictos sociales actuales, a partir de un análisis desde 1917;  Fondo de Cultura Económica; Bs. As.; 2003.
LÓPEZ ARANDO, E. y SANTILLÁN, D. A.; El anarquismo en el movimiento obrero; Cosmos; Barcelona; 1925.
MORADIELLOS, Enrique; El oficio del historiador; Crítica; Barcelona; 2000.
ROCK, David; La construcción del Estado y los movimientos políticos en Argentina, 1860-1916; Prometeo Libros; Bs. As.; 2006.
ROMERO, Luis Alberto; Volver a la Historia, su enseñanza en el tercer ciclo de la E.G.B.; Aique; S/F.
SALAS, Horacio; El Centenario: la Argentina en su época más gloriosa; Planeta; Bs. As.; 1966.
SANTILLÁN, Diego Abad de; La F.O.R.A.: Ideología y trayectoria del movimiento obrero revolucionario en la Argentina. S/F.
SURIANO, Juan; Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910; Introducción; Manantial; Bs.As.; 2004

Diarios y revistas

Diario La Batalla”, 04 de abril de 1910.
Revista “Caras y Caretas”, 25 de mayo de 1910.
Diario La Razón”, 25 de mayo de 1910.



[1] ROMERO, Luis Alberto; Volver a la Historia, Su enseñanza en el tercer ciclo de la E.G.B.; Ed. Aique; S/F.
[2] SURIANO, Juan; Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910; Introducción; pp 15-32; Manantial; Bs.As.; 2004;
[3]La bibliografía se especificará en el punto pertinente.
[4] Diario “La Razón”, 25 de mayo de 1910
[5] Diario “La Batalla”, 04 de abril de 1910
[6] SURIANO, Juan: Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910; op. cit.
[7]SANTILLÁN, Diego Abad de; La F.O.R.A.: Ideología y trayectoria del movimiento obrero revolucionario en la Argentina.
[8] ROMERO, Luis Alberto; Volver a la historia; op. cit.
[9] MORADIELLOS, Enrique; El oficio del historiador; Ed. Crítica; Barcelona; 2000.
[10] ECO, Humberto; Cómo se hace una tesis; Ed. Gedisa; Barcelona; 1977.
[11]SURIANO, Juan: Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910; op. cit.
[12] ARÓSTEGUI, Julio; La Investigación Histórica; Teoría y método; Ed. Crítica; Barcelona, 2001; cáp. 8; pp. 380.
[13] ARÓSTEGUI, Julio; La Investigación Histórica; op. cit.; pp. 386.
[14] Diario La Batalla, 4 de abril de 1910.
[15] Central de Trabajadores Argentinos
[16] Centro de Documentos e Investigación de la Cultura de Izquierdas en la Argentina.
[17] Federación Libertaria Argentina.

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